José Ortiz Medina / EN CORTO… SIN CORTES
Mucho se ha escrito de la posibilidad de que la 4T sea “el nuevo PRI”. Y en parte los analistas políticos tienen razón. Y es que la 4T no sólo está conformado por la vieja y la nueva izquierda, sino también por tránsfugas del Revolucionario Institucional.
Como en todos los partidos, hay malos y buenos militantes. Y si a la 4T llegan ex militantes de probada honestidad, pues bienvenidos. Pero si los que arriban a la cuarta transformación traen un tufo desagradable de lo más corrompido del priismo, pues esa sería una pésima adquisición. Bien dicen en los evangelios que no hay que poner vino nuevo en odres viejos.
En estos días más de un observador político se ha quedado con el ojo cuadrado al ver cómo a través del PVEM se están colando a la 4T ex fidelistas y ex duartistas. Gente como Jorge Carvallo, Javier Herrera Borunda, Alberto Silva Ramos, Pepín Ruiz, Anilú Ingram, por citar unos ejemplos, provocan arqueos de cejas en morenistas químicamente puros.
Esos ex priistas están entrando a la 4T por la puerta de atrás, por la trastienda. Sigilosos, se cuelan a un movimiento que surgió con buenas intenciones pero que si se descuidan, al rato se correrá el riesgo de que las aguas democráticas queden un poco turbias. Lo peor es que al pueblo no lo engañan por aquello de que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. O aún peor: incurrir en un gatopardismo rapaz en el esquema de cambiar para que todo quede igual.
Esto viene a colación, porque la ex priista Michelle Servín Murrieta fue colocada en la segunda posición de la lista de candidatos y candidatas a diputados locales plurinominales del Partido del Trabajo. Como número uno va en esa lista Ramón Díaz Ávila, quien a su vez contiende como abanderado uninominal por el distrito de Coatepec. O sea, que como sea, Ramoncito será diputado en caso de que pierda la elección en la demarcación cafetalera. Al más viejo estilo priista, Díaz Ávila es como los gatos, que como los avienten, siempre caen parados.
Nos enteramos que hay una fuerte protesta al interior de militantes del PT que llevan años formados en la fila a la espera de que les toque una postulación.
Esos militantes inconformes acusan que la nominación de Michelle -amiga muy cercana, por cierto, de la alcaldesa de Xalapa, la ex priista Elizabeth Morales- se deriva de un “dedazo” operado desde las oficinas centrales del Partido del Trabajo en la Ciudad de México.
Ya se verá si esos militantes inconformes sólo se quedan en la mera rabieta o si hacen valer sus derechos partidarios ante las instancias correspondientes.
Y en la posición número tres de esa lista del PT va Rosa Elena Sampieri; en la 4, Rafael Miñón Pérez; en la 5 Eric Pérez Álvarez; en la 6, María del Carmen Domínguez; en la 8, Anaid López Mejía. Y la lista la complementan Ramón Morales López, Alejandro Rosas Hernández, Darío Fernando Suárez Mendoza, Diana Pérez Solorio, Efraín Rebolledo Rodríguez, Ana Laura de Jesús Ramos, Juan Miguel Ángel Góngora, Mariela Sánchez Castillo, Gustavo Ramírez Rubio, Isis López López, Eugenio Cuevas Viveros y Marisol Hernández Martínez.