En 2019 sólo el 6% de la población estudiantil en la Universidad Veracruzana (UV) se autodefinía como parte de la comunidad LGBT+, mientras que en enero de 2024 aumentó a 18%, comentó Rocío López Lara, psicóloga y maestra en Salud Pública por esta casa de estudios, lo que indica mayor visibilidad y el reconocimiento de que se sienten con más comodidad y sin riesgo de violencia en su contra.
En su participación en la charla “Diversidad sexual” organizada por el Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (Cendhiu), la también Directora del Observatorio de Igualdad de Género añadió que en este hecho no se hace a un lado el mérito de las feministas y es necesario continuar trabajando para que las condiciones mejoren.
“El cuestionamiento feminista desde la década de 1970 no sólo benefició a las mujeres que estaban en ese marco de rigidez y subordinación, también a las poblaciones disidentes y en general a todos, porque la sociedad asumía que en razón de cómo naces te corresponde una manera de funcionar en la vida”, explicó Rocío López.
En tanto, Jorge Sánchez Mejorada, psiquiatra con Maestría en Salud Pública, comentó sobre el Día Internacional del Orgullo LGBT, celebrado el pasado 28 de junio y dijo que se trata de una fecha importante porque nos recuerda que la diferencia “no es una enfermedad sino una posibilidad de ser”.
Por lo mismo, “resulta vital señalar al mundo la reivindicación de los derechos de todas las personas LGBT; la fecha es también para recordar los dolores de la violencia y, sobre todo, exhibir la libertad de ser y de existir de las personas”.
Sánchez Mejorada hizo un recuento de los “disturbios de Stonewall” ocurridos en junio de 1969 –parteaguas en el tema de derechos, reconocimiento y respeto hacia esta población– y recordó que durante mucho tiempo la tendencia no heterosexual fue considerada una enfermedad.
“Sólo hasta 1973 la homosexualidad salió del catálogo de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría”, subrayó al señalar que en Estados Unidos los años cincuenta y sesenta fueron de persecución terrible contra homosexuales y personas diversas sexualmente.
Remarcó la dificultad de llevar una doble vida laboral y hasta familiar; “ocultar identidad y orientación era una situación muy triste, lamentablemente en pleno siglo XXI aún existen países que condenan la conducta homosexual y sus códigos castigan hasta con la muerte”.
Por último, hizo énfasis en recordar la historia “porque aprendemos de la lucha de tantas personas que formaron parte de un movimiento que permitió la inclusión y la aplicación gradual de los derechos humanos”.