La Filarmónica de Boca, Tlen Huicani y música del Genio de Naolinco

*Todo un acierto, la audición que conjugó lo mejor de la Universidad Veracruzana en
música tradicional jarocha

*Un estallido sonoro en manos del alumno predilecto de Mateo Oliva y la joven
orquesta boqueña

Jorge Vázquez Pacheco

Boca del Río, Veracruz. – El acontecimiento prometía las dimensiones extraordinarias que
la promoción resaltó. La jornada del viernes 30 de agosto conmemoraría el décimo
aniversario de la fundación de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, organismo
generado –justo es consignarlo– por iniciativa de Miguel Ángel Yunes Márquez durante su
segunda administración municipal. A ello se sumaría el recordatorio hacia Mateo Oliva, el
genio de Naolinco, cuya creatividad cubre una porción importantísima del panorama
artístico veracruzano. Y por añadidura, la presencia del grupo Tlen Huicani con Alberto de
la Rosa, personaje éste que con toda justicia debe ubicarse ya en el rubro de leyenda sobre
el contexto de la música tradicional de Veracruz.

Por amable añadidura, el programa anunciado era prácticamente el mismo que en
octubre de 2008 llevó la Sinfónica Juvenil del Estado de Veracruz, con dirección de
Antonio Tornero y el propio Tlen Huicani como solista, hacia diez ciudades del sur de
Francia, en una gira proyectada y concretada por el entonces gobernador Fidel Herrera
Beltrán. Con ellos viajaba Oliva, cuyos arreglos y transcripciones nutrían la mayor parte del
listado musical. Esas jornadas incluyeron centros musicales de tanta importancia como Aix-
en-Provence, Lyon, Marsella, Aviñón y Marignane, así como la audición al aire libre frente
a las playas mediterráneas de La Grande Motte, entre otros escenarios.

El éxito fue rotundo e incuestionable, y marcó un paréntesis memorable en la
trayectoria de cada uno de los organismos participantes. Por añadidura, en las filas de
violines de la Sinfónica Juvenil se hallaba un jovencito que, al paso del tiempo, habría de
convertirse en el alumno predilecto de Mateo Oliva: Jorge Arturo Castillo.

Repetir la experiencia

La reciente noche de agosto, en el escenario del Foro Boca, nos hizo rememorar la audición
en el Teatro de la Ópera de Aviñón, un foro temible para los artistas veracruzanos que se
tomaban el atrevimiento de abordar el escenario de grandes producciones y que ha
albergado a los mejores representantes del arte lírico-musical.

Jorge Arturo Castillo, director invitado para la ocasión, supo y pudo responder
positivamente ante la enorme responsabilidad que supone la recreación de las partituras
preparadas por Oliva. Se trata de arreglos y transcripciones en que la elaborada
instrumentación exige una nutrida sección de percusiones con carrillón, glockenspiel,
xilófono, tam-tam y platillos de choque, aunados a los timbales y arpa.

Al dar inicio la jornada con la Obertura jarocha, preparada por Castillo sobre la
diversidad de sones tradicionales, el público congregado en la Sala Mester del Foro Boca
recibió el anticipo de lo que le esperaba en el desarrollo de la sesión. Vinieron de inmediato
los temas ejecutados con la micrométrica precisión de Tlen Huicani: La bruja, La vieja, El jaquetón, Jarocho del sur, Huapanguito y la soberbia Suite huasteca que Oliva remató en
su elegante transcripción con El gusto, de Elpidio Ramírez.

Y vino entonces la impetuosa reacción del público, que con todo el derecho que le
asiste reclamó la entrega de varias piezas de obsequio, los “encores”, a lo que “Bimbo”
Castillo, instrumentistas de la Filarmónica de Boca del Río y Tlen Huicani respondieron
con la mejor disposición y con el entusiasmo motivada por la nada ordinaria ocasión.

Ante semejante acierto, queda en el aire la pregunta acerca de la posible repetición
de este programa en la ciudad de Xalapa y con el patrocinio de la Universidad Veracruzana,
representada de forma por demás sobresaliente por los músicos que comanda Beto de la
Rosa y la dirección de Jorge Arturo Castillo, a quien se identifica de manera indisoluble
con la Orquesta Universitaria de Música Popular, fundada hacia la década de 1970 por el
inolvidable maestro de Naolinco.