EL UNIVERSAL / SALVADOR GARCIA SOTO
Si alguien se pregunta por el futuro de Manuel Bartlett, nos dicen que el director de la CFE se irá a terminar su carrera política al exilio dorado de la diplomacia.
Cuando la Presidenta electa le preguntó si aceptaría alguna posición en su administración, DON MANUEL LE CONTESTÓ QUE LE GUSTARÍA IRSE COMO EMBAJADOR MEXICANO EN FRANCIA, petición que le fue concedida al exgobernador de Puebla.
Así que tras una de las carreras más largas, prolíficas y también polémicas de la política mexicana de las últimas décadas, en la que fue casi de todo con excepción de la presidencia de la República a la que aspiró en 1987, a Bartlett se le concederá una embajada que es de las más codiciadas en el servicio diplomático y se le permitirá reencontrarse con la cultura francesa, de la que proviene su apellido, y la que ya conoció como joven estudiante, cuando se fue a Estrasburgo a estudiar un posgrado entre 1963 y 1964.
Nunca don Manuel había sido Embajador del Servicio Exterior Mexicano, aunque en 1976, con Santiago Roel como secretario de Relaciones Exteriores, obtuvo el rango de embajador, como titular de la Dirección en Jefe para Asuntos Políticos Bilaterales, Consulares y de Límites y Aguas Internacionales.
Pero, sobre todo, desde los aires parisinos, a sus 88 años de edad, sin duda Manuel Bartlett Díaz terminará su ciclo político en el que muchos podrán cuestionarle por muchos pasajes polémicos, pero nadie podrá dejar de reconocerle su estatura y trayectoria política que logró trascender, del más viejo y rancio sistema del PRI, a la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, en donde los enterados dicen que no sólo fue el director de la CFE, sino un influyente asesor y consejero del Presidente”.