José Ortiz Medina / EN CORTO
A la ex Primer Ministra de Reino Unido Margaret Thatcher se le conoció como la “Dama de Hierro”, por su firmeza en su toma de decisiones y por su implacable carácter que lo mismo doblegaba a los adversarios y que a veces hacía temblar hasta los aliados.
El sobrenombre de “La Dama de Hierro” fue dado por primera vez por un periodista soviético del diario Estrella Roja, en la década de 1970, después de que Thatcher asumiera el liderazgo del Partido Conservador británico. Muy pronto, todo el mundo la empezó a llamar así, incluso, ella misma lo adoptó, usándolo con orgullo como un símbolo de su fuerza y determinación.
Esto lo comentamos a propósito de -con toda proporción guardada- la gobernadora electa Rocío Nahle, cuyo carácter ha dado muestras en más de una vez de no ceder ni un ápice en sus convicciones, sobre todo si se trata de dejar en claro que nadie puede salir bien librado si osa desafiarla o intenta engañarla.
Ejemplos sobran de qué tan dura es Nahle con sus adversarios o enemigos políticos. Lo vimos cómo desterró a Eric Cisneros, quien tuvo la osadía de disputarle la candidatura a la gubernatura, y más recientemente quedó de manifiesto la ya famosa frase de que “en Morena nos reservamos el derecho de admisión”, advertencia dedicada a los Yunes de El Estero quienes tratan de colarse a la 4T por la puerta de atrás.
Y ahora dicen que Nahle cobrará muchas facturas una vez que asuma la gubernatura el próximo 1 de diciembre.
Muchos y muchas deberán ser las que pongan sus barbas a remojar porque la Dama de Hierro tiene su espada desenvainada.
