Ahora que las campañas políticas concluyeron hace varios meses y la mayoría de los candidatos ganadores ya están en funciones, han salido a relucir algunos “enjuagues” sobre todo en el partido en el poder.
Y es que se cuenta que el ex dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, no era tan honesto como pregonaba porque al menos sí habría incurrido en un presunto tráfico de influencias.
Dicen que lo anterior habría sido comprobado cuando habría hecho “manita de puerco” a los nueve ex abanderados y ex abanderadas morenistas a gobernadores (as) para que contrataran, ya en campaña, una consultoría en comunicación y marketing.
Obvio, las malas lenguas dicen que el ahora secretario de Educación Publica sería socio de los consultores y algunos van más allá al asegurar que en realidad era o es el dueño de esas empresas. Lo cierto es que dejó una estela de sospechosismo imposible de borrar.