La carne no estaba en el menú del Australopithecus, un antepasado de los humanos

La incorporación de la carne a la dieta fue un hito para el linaje evolutivo humano, un catalizador potencial de avances como el aumento del tamaño del cerebro, pero los científicos han tenido dificultades para determinar cuándo comenzó su consumo.

Una nueva investigación aporta las primeras pruebas directas de que el Australopithecus, un importante antepasado de los primeros humanos que presentaba una mezcla de rasgos simiescos y humanos, consumía muy poca o ninguna carne, y se sostenía con una dieta vegetal.

El estudio determinó la dieta de siete individuos de Australopithecus de Sudáfrica de hace entre 3,7 millones y 3,3 millones de años basándose en la química de su esmalte dental.

“Los recursos animales proporcionan una fuente altamente concentrada de calorías y son ricos en nutrientes esenciales, minerales y vitaminas que son críticos para alimentar un cerebro grande”, dijo la geoquímica Tina Lüdecke del Instituto Max Planck de Química en Alemania y la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, autora principal del estudio publicado el jueves en la revista Science.u

Nuestros datos ponen en duda la hipótesis de que la carne fuera un componente crucial de la dieta de los Australopithecus, a pesar de que algunos especímenes se encontraron asociados a herramientas de piedra y huesos con marcas de corte”, señaló Lüdecke.

Los hallazgos sugieren que el consumo de carne se desarrolló más adelante, quizá entre poblaciones posteriores de Australopithecus o de otras especies del linaje evolutivo humano, denominadas colectivamente homininos.

Los Australopithecus habitaron el este y el sur de África hace aproximadamente entre 4,2 y 1,9 millones de años. Nuestra especie Homo sapiens apareció hace unos 300 mil años.

“Aunque es plausible el consumo ocasional de carne, similar al de primates no humanos modernos como los chimpancés y los babuinos, nuestros datos sugieren una dieta compuesta principalmente de recursos vegetales”, afirma Lüdecke.

Esto podría incluir la búsqueda de frutos, hojas de árboles y ciertas plantas con flores en el paisaje de la sabana, explicó Lüdecke.

El Australopithecus poseía unas proporciones faciales similares a las de los simios y un cerebro de aproximadamente un tercio del tamaño de nuestra especie, así como unos brazos relativamente largos con dedos curvados, buenos para trepar a los árboles. Además se sostenía sobre dos piernas y caminaba erguido.

“El Australopithecus aporta datos cruciales sobre la evolución de la locomoción bípeda y el uso temprano de herramientas. Aunque su cerebro era más pequeño que el nuestro, su tamaño relativo era ligeramente mayor que el de los chimpancés modernos”, afirma Lüdecke.

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El fósil más famoso de Australopithecus es el apodado Lucy, que se descubrió en Etiopía en 1974 y tiene unos 3,2 millones de años. Lucy, probablemente una hembra, medía aproximadamente un metro de altura. Los machos habrían sido algo más grandes.

Lucy pertenecía a la especie Australopithecus afarensis. Los siete individuos del estudio son probablemente miembros de la especie Australopithecus africanus, estrechamente relacionada. (Excélsior)