JOSÉ ORTIZ / EN CORTO
El escenario político en Veracruz está lleno de intrigas y alianzas que se cocinan a fuego lento. En esta historia de poder y ambición, hay una posibilidad que pocos se atreven a mencionar: el Partido del Trabajo (PT) podría estar preparando una jugada maestra, cobijado por los Yunes.
Sí, los mismos Yunes que siempre encuentran la manera de renacer en el tablero político veracruzano. Ante la imposición de Morena en el reparto de candidaturas, el PT ha mostrado signos de rebeldía. La pregunta es: ¿realmente el PT está dispuesto a cortar lazos y caminar solo en la próxima contienda?
En política, la soledad nunca es absoluta. Aquí entra en juego un actor que ha sabido moverse con astucia desde el Senado, conocido simplemente como AA. Todos sabemos de quién se habla cuando se menciona a este político de hábiles maniobras y relaciones tensas con la gobernadora. ¿Podría ser él el artífice de una alianza impensable?
El PT, cobijado por los Yunes, podría no solo competir, sino ganar en terrenos clave. La estructura y experiencia política de los Yunes podrían poner en jaque a Morena. Sin embargo, las alianzas pueden terminar en traiciones o en éxitos inesperados. Veracruz ha demostrado que el poder se reinventa constantemente.
Como diría Maquiavelo, “el que no detecta el mal a tiempo, no es verdaderamente prudente”. No sería la primera vez que alianzas inesperadas reconfiguran el tablero, como ocurrió entre Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.
En palacio de gobierno, no falta quien duerma con un ojo abierto. La posibilidad de un PT fortalecido por los Yunes podría convertirse en una piedra en el zapato para la 4T. Si a esto sumamos las tensiones entre el poder local y el influyente senador AA, el panorama se vuelve aún más interesante.
La pregunta es: ¿el PT se atreverá a ir solo, o busca renegociar su lugar con Morena? Veracruz está en la antesala de un juego político donde nada es lo que parece.
El tiempo dirá si este posible romance entre el PT y los Yunes es una fantasía política o una realidad que cambiará el curso de las elecciones en 2025. Por ahora, sólo queda observar y disfrutar del espectáculo.