CEAPP debe desaparecer: Raymundo Jiménez; “qué pena con la Gobernadora”: Arturo Reyes Isidoro

Causó escozor entre los miembros de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP), la andanada de críticas en redes, columnas y medios digitales, en contra de ese organismo que nada tiene de autónomo.

Fue tanto el ardor, que el entrevistador oficial de la gobernadora se apresuró a -según él – contrarrestar los cuestionamientos.

Una de las tundeteclas a las que Luisito pagó una lanita o prometió futuros convenios en el gobierno fue a una pseudoperiodista, borracha y ludópata (pobrecilla, hasta lástima nos da su triste vida).

Pero mejor nos quedamos con las opiniones de periodistas, estos sí de verdad, muy leídos y con un gran prestigio por su gran trayectoria. Nos referimos a Raymundo Jiménez y Arturo Reyes Isidoro.

A CONTINUACIÓN, LA COLUMNA DE RAYMUNDO JIMÉNEZ SOBRE LA CEAPP:

Vaya relajo el que armaron los actuales encargados de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP), un organismo supuestamente autónomo pero que por el millonario subsidio público que recibe del régimen, sus directivos suelen plegarse a la línea política que les marca el gobernante en turno. Así ha sido, lamentablemente, desde que el exgobernador priista Javier Duarte la creó dotándola constitucionalmente de autonomía luego de haber desaparecido la comisión anterior que su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, había adscrito a la Secretaría de Gobierno a propuesta del director del Colegio de Periodistas, José Pablo Robles Martínez, editor de Diario del Istmo y de Imagen de Veracruz, y del extinto académico y excoordinador de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Ignacio Oropeza López. Duarte de Ochoa reinventó la CEAPP como una estratagema política para enfrentar la crisis que le explotó a su administración con la desaparición y ejecución de periodistas, cuyo número rebasó al de otras entidades. No fue una iniciativa impulsada por los comunicadores, sino por el régimen priista para acallar las críticas de la opinión pública que tambalearon al mandatario que al final de su sexenio no pudo sostenerse en el poder, pues en octubre de 2016 tuvo que solicitar licencia para separarse de su cargo ante la persecución que inició en su contra la Fiscalía General de la República (FGR) por lavado de dinero y asociación delictuosa. Después de Duarte gobernó Miguel Ángel Yunes Linares, de la alianza PAN-PRD, quien también impuso a sus incondicionales en la CEAPP. Y lo mismo ocurrió con Cuitláhuac García, de Morena, pese a que su líder, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, le endosó la misión de construir el primer piso de la Cuarta Transformación en Veracruz. Ahora le ha tocado el turno a Rocío Nahle, también de Morena. Y, por lo que se ve, será más de lo mismo. ¿Tiene caso seguir sosteniendo un “órgano autónomo” como la CEAPP que no funciona como tal? Duele aceptarlo, pero lo tenemos que reconocer. Los recursos públicos que ejerce les serían de mayor provecho a los niños con cáncer. Si ya van a desaparecer el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI), ¿por qué no aprovechan de una vez para hacer lo mismo con esta seudo comisión de “protección” a periodistas?”.

A CONTINUACIÓN, LA COLUMNA DE ARTURO REYES ISIDORO SOBRE LA CEAPP:

No puedo sustraerme, no quiero hacerlo, de un desafortunado exhorto público de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP) en la que se nos llama a “colaborar y mantener un clima de paz y orden social”. Digo que se nos llama porque arrasaron parejo, no hicieron distinción y nos incluyeron a todos “los comunicadores del estado”. Se equivocan sus directivos e integrantes, porque su proceder tuvo como base un “incidente en el que se vio envuelta una comunicadora que se encuentra bajo el protocolo del mecanismo federal de protección”, cuando “uno de los escoltas que tiene asignado realizó un disparo al aire con el aparente propósito de amedrentamiento”. Si acaso, el exhorto debió haberse limitado a los compañeros que están bajo esa condición y si deveras se justificaba. Por la seguridad de la compañera involucrada no se puede dar su nombre, y en mi caso no quiero dar detalles (tengo una versión creo que lo más puntual de lo que ocurrió), porque, como se puede deducir, desde el momento en que tiene protección federal su seguridad personal corre peligro, y eso fue exactamente lo que estuvo en riesgo y el escolta solo cumplió con la misión que tiene: protegerla. La CEAPP habla de “un disparo al aire con el aparente propósito de amedrentamiento”. ¿Aparente propósito? ¿Entonces emitió su “exhorto” sin tener la seguridad de a qué se debió el disparo, cuál fue el verdadero propósito de la acción del agente que la cuidaba y cuida? Por experiencia sé que tan pronto como tuvo lugar el incidente, los responsables debieron haber viajado de inmediato al lugar de los hechos para asegurarse de que la compañera estuviera bien y con personal de la Fiscalía iniciar la investigación correspondiente, incluyendo la versión de ella y del encargado de su protección. Por fortuna, mi compañera está bien, y lo celebro, pero, por lo que se deduce del “exhorto”, por haber salvado su vida y habérsela salvado su escolta, alteraron “el clima de paz y orden social” (?) y por eso el extrañamiento de la Santa Inquisición. ¿Desde cuándo ellos, los compañeros de la CEAPP, se convirtieron en los guardianes de la paz y el orden social en Veracruz? ¿Peor, grave y preocupante, en la conciencia de los periodistas veracruzanos, en sus censores inquisitoriales, como para pedirles que lleven “un comportamiento ético y profesional en su vida pública y privada”? ¿Es que acaso ellos son o han sido ejemplo de comportamiento ético y profesional como para tener la autoridad moral de querer darnos lecciones de conducta personal? Su misión es muy clara: tienen el deber, ellos sí, ético, moral y profesional, de atender y proteger a los periodistas, una obligación además porque cobran por ello. No, así no compañeros. No acepto, por ningún motivo, que nadie se meta en mi vida privada, que es sagrada, y menos que trate de decirme cómo debo de comportarme, pero tampoco en mi vida profesional, de la que yo soy el único responsable. Paz social, solo la de los sepulcros. Yo quiero una sociedad viva, actuante, demandante, inconforme, protestante, que no se deje. Yo quiero un gremio profesional, crítico, de denuncia, no sumiso, que alce la voz pero que también le dé voz a quienes no tienen cómo hacerse escuchar. QUÉ PENA CON LA GOBERNADORA ROCÍO NAHLE QUE FUE QUIEN LOS PROPUSO. Qué pena porque casi estoy seguro que ella lo que menos quiere y necesita es una prensa callada, censurada o autocensurada, sumisa, que no mueva a los veracruzanos a despertar del letargo en que durante seis años hizo caer Cuitláhuac García Jiménez a Veracruz, causándole un severo retraso. Qué pena porque lo que necesita es un buen acompañamiento mediático y no lo es quien por no molestar a los guardianes de la buena conciencia opta por “la paz y el orden social”… Me dio gusto y me reconfortó profesionalmente que algunas organizaciones de periodistas como la Red en Memoria y Lucha de Periodistas Asesinados o Desaparecidos, la Asociación Mexicana de Comunicadores y Periodistas (AMECOPE), de Xalapa, que encabeza en el estado Juan de Dios Sánchez Abreu, y la Asociación Periodistas Veracruz, del puerto jarocho, al frente de la cual están los compañeros Rodolfo Herrera Sánchez, Oscar Pedro Reyes Castelán, Araceli Baizabal Andrade y Raúl Díaz Cruz, alzaron la voz, protestaron y dijeron que “Cualquier intento de censurar, coartar, inducir o intervenir en la conducta y vida privada de los periodistas queda fuera de alcance de toda autoridad, más aún de un organismo que no es Oficialía de Partes y carece de esa atribución”. Me da pena que la ACOVER de Xalapa, que más agremiados tiene, sus directivos, así como otras agrupaciones, guardaron silencio, que no puede ser más que silencio cómplice. Ante estas actitudes, ante estos amagos para tratar de silenciar a la prensa, cuánta razón tiene la directora de El País: “… contra los agoreros, hace falta más periodismo que nunca”.