Redacción Versiones
Después de la recomendación hecha por la Comisión Estatal de Atención y Protección para Periodistas a los comunicadores para que llevaran a cabo un comportamiento “ético”, el abogado Juan José Llanes manifestó su opinión en sus redes sociales.
El conocido litigante hace énfasis sobre la violación de derechos humanos que realizó la Comisión Estatal de Atención y Protección para Periodistas al promover un “exhorto” a los periodistas para que lleven a cabo un comportamiento “ético” y “profesional”.
Uno de los puntos más importantes que menciona Juan José Llanes, es el que no tiene sentido que haya organismos como la Ceapp, si el propósito de ésta es mantener al régimen a salvo.
A CONTINUACIÓN, EL TEXTO COMPLETO DE LA PUBLICACIÓN DEL ABOGADO JUAN JOSÉ LLANES
SOBRE LA CEAPP Y LOS DERECHOS HUMANOS.
He estado atento a la polémica que surgió tras el infortunado comunicado que la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), envío hace poco en relación con un incidente en el que se vio involucrada una persona comunicadora.
Como anticipé, me parece infortunado a la luz de estas muy personales reflexiones, más allá de la circunstancia de que tengo la fortuna de contar con innumerables amigos en los medios de comunicación (y sé lo duro que es su oficio) y pudiera no ser tan objetivo como quisiera.
Creo que no se ha comprendido que la CEAPP es un ente protector de Derechos Humanos especializado en las personas periodistas. Al menos -creo- así se diseñó, en el entendido de que la tarea que desarrollan los comunicadores está asociada al derecho fundamental de los periodistas de ejercer un oficio, de expresar sus ideas, de divulgar información, en directa relación con el derecho que tenemos los demás de recibir todo lo que generan los comunicadores. No se puede concebir un estado moderno, democrático y civilizado, si tales derechos no están garantizados.
En el contexto de una sociedad en la que la tarea de las y los periodistas se ha vuelto peligrosa, en donde como personas han sido lastimadas, la CEAPP se creó para tratar de atenuar esa realidad. Por eso digo que su tarea está vinculada a los Derechos Humanos, con independencia de las motivaciones que impulsaron su creación en uno de los periodos más oscuros, como lo fue el duartismo.
Sin embargo, lo que hizo recientemente la CEAPP con su comunicado, violentó esos Derechos Humanos que -se supone- debe tutelar, y se terminó ofendiendo no solo a las y los comunicadores, sino también a la sociedad.
Primero, la “moción” a las personas periodistas (“respetuoso exhorto”, le llamaron), para que “lleven a cabo” un “comportamiento ético y profesional en su vida pública y privada”, representa -a mi parecer- una vulneración brutal a una presunción que debiera ser el eje rector de la interacción entre la CEAPP y las y los comunicadores: para la Comisión referida el punto de partida debiera ser que las y los periodistas, siempre tienen un comportamiento ético y profesional tanto en su vida pública como privada, salvo prueba en contrario. Lo vería, incluso, como una vertiente de la presunción de inocencia (aunque presiento que juristas más versados u orgánicos, podrían crucificarme). Es, además, una perspectiva invasiva: si alguien tiene en su vida privada una conducta desprovista de ética, no es un tema que deba ser materia de “exhorto” por parte de ningún órgano del Estado.
En segundo lugar, las motivaciones para ese “exhorto”: contribuir a “mantener” la “tranquilidad social” en la entidad. Hay que decirlo con todas sus letras: las personas que se dedican al periodismo, con su actividad, contribuyen ya a tratar de establecer y mantener una paz social que se ha visto fragilizada por los yerros del gobierno. Partamos de la idea de que una sociedad que se informa y debate, genera paz. Quizás la CEAPP no se dio cuenta de que lo que expresaron en su comunicado representa un balazo que se dan en el pie: es el reconocimiento tácito de que en Veracruz la “tranquilidad y la paz social” son quebradizas y dependen -en alguna medida- de que las y los comunicadores lleven una vida pública y privada “ética y profesional”. Se desliza también un gesto autoritario que me genera una duda: ¿qué debo entender por una conducta “ética y profesional” en los ámbitos público y privado? Y, además, ¿quién la va a evaluar y con qué parámetros?, ¿ellos?, ¿la CEAPP?
Y, por último, el énfasis que pone la CEAPP en el hecho de que -dice- el incidente en que se vio comprometida la seguridad de una persona comunicadora fue un tema “entre particulares” que “nada tiene que ver con el ejercicio del periodismo”.
Para la CEAPP, entonces, un(a) periodista lo es únicamente cuando está en el ejercicio de su función. Cuando no está realizando un ejercicio de comunicación, todo lo que le ocurra será inscrito como un tema “entre particulares”.
Me parece un despropósito: creo que una actividad profesional (cualquiera), en el ámbito público o privado, provee a quien la ejerce de una investidura. Un periodista no deja de serlo cuando no está comunicando. Yo no dejo de ser abogado cuando no estoy litigando. Un(a) gobernante no deja de serlo cuando no está, estrictamente, ejerciendo el poder.
La intención aviesa de sugerir que el incidente al que se refiere el comunicado se inscribe en un ámbito que no debería ser del interés de la Comisión, creo que representa una vulneración más a esos Derechos Humanos que la CEAPP debiese tutelar.
Creo que si la actual lógica autoritaria dicta que los Derechos Humanos “estorban”, lo más conducente y digno sería que se dejara de lado la simulación. No tiene sentido mantener estructuras como las Comisiones de Derechos Humanos o la CEAPP si su único propósito será mantener al régimen a salvo.