José Ortiz
Alvarado, la capital mundial del albur, la picardía, en donde lo pintoresco no son sus calles y casas, sino la peculiar forma de hablar de sus habitantes.
Cierto día, cuando unos militares de otra entidad de la República sobrevolaban en helicóptero, desde las alturas, el General Tamayo, preguntó un veracruzano que iba a bordo de la aeronave: “¿y ese pueblo cómo se llama?”.
-Alvarado, mi general, se llama Alvarado… y ahí se comen los mariscos más sabrosos del estado y del país…
-Vamos a bajar, quiero conocer.
Ya aterrizado el helicóptero sobre el campo deportivo, el General preguntó a su acompañante jarocho:
-¿Aquí en qué restaurante se come sabroso”
-Pues en el de doña Tella.
-Pues vamos ahí.
Ya en el restaurante de doña Tella, y tras haber devorado unos camarones para pelar y en la espera de un arroz a la tumbada, al General Tamayo se le ocurre preguntar, sólo como una forma de hacer plática a la dueña del establecimiento.
-¿Y aquí que es lo típico?…
-Pues aquí lo típico es… ¡mandar a chingar a su madre a la gente!
Las estruendosas carcajadas de los militares no se dejaron esperar, y hasta el General Tamayo se sonrió ante la ocurrencia de doña Tella.
Y tras varios años de eso, ahora doña Tella -las vueltas que da la vida- decidió registrarse como aspirante a la alcaldía de Alvarado… por Morena.
Y fiel a su estilo y a su idiosincrasia, en la publicidad que distribuye en redes sociales, Edith Padrón Lezama, puso una leyenda: “Todos con Tella para Presidenta”, para rematar: “Alvarado lo compongo de un vergazo”.