A simple vista, el Partido Verde en Veracruz tiene un nuevo rostro: Edgar Herrera Lendechy. Su imagen juvenil y su formación académica intentan proyectar una renovación dentro del partido.
Pero basta con rascar un poco la superficie para encontrar la sombra de Marcelo Ruiz Sánchez, el operador de siempre, el conspirador de las medianoches, el Fouché de la política veracruzana.
Ruiz Sánchez, con su silueta flaca, desaliñada y su aire de estratega oscuro, se encarga de pactar, deshacer y recomponer lo que Edgar intenta construir. Él es quien impone candidaturas, negocia con el oficialismo y se cuela en las decisiones que se toman en Palacio de Gobierno.
La prueba es sencilla: si el Verde en 2025 sigue con las mismas caras de siempre –los Chama, los Nogales, los Sedas, los Vázquez, “Los Chivos”– entonces el mensaje es claro: el joven Herrera Lendechy no tiene el control del partido, sino el hombre que se mueve en las sombras.
El futuro del Verde en Veracruz depende de un solo movimiento: si Edgar Herrera rompe con la influencia de Marcelo Ruiz o si termina convertido en una simple marioneta del mismo grupo de siempre.