Adán Augusto López aún tiene el control de Cenagas; Cuitláhuac, maniatado

En cuanto Claudia Sheinbaum ganó la Presidencia de la República, le dijo a Cuitláhuac: “Ya vente al equipo de transición”.

–“Aguántame, tengo unos pendientes, y en cuanto los resuelva, te aviso.

Transcurrieron un par de meses.

–“Oye Cuitláhuac, necesito que ya estés acá”.

–“Sí, mira, voy a adelantar mi último informe y allá te caigo”.

Un mes después…

–“¿Qué pasó?… cuándo te incorporas?

–“Aguántame tantito…”

Y mientras Cuitláhuac seguía postergando, Claudia Sheinbaum siguió repartiendo cargos, de tal manera que al ex gobernador terminaron dándole casi nada. Pero en un principio Claudia le tenía reservada una Subsecretaría… luego pensó en el para la CFE… hasta que al final solo quedaba Cenagas.

Y una vez instalado en Cenagas, Cuitláhuac se llevó a varios de sus excolaboradores como Carlos Juárez Gil, Iván Luna, Luis Alberto Casas, Waltraud Martínez y Vladimir Cruz Acosta, entre otros con la idea de colocarlos cerca de él en Cenagas, pero mientras eso sucede los tiene viviendo amontonados en un departamentito de medio pelo.

El asunto es que para colocar a su gente, Cuitláhuac tenía que correr a varios trabajadores. Pero la pared con la que se topó es que casi todo el personal de esa oficina es gente de Adán Augusto López, el poderosísimo jefe de la bancada de Morena en el Senado y “hermano del alma” de Andrés Manuel López Obrador.

Cuitláhuac está atado de manos porque sabe que si remueve a uno solo de los recomendados del senador, el próximo corrido puede ser él.

Al único que ha podido acomodar es a Luis Alberto Casas como Jefe de Seguridad Industrial de todos los ductos del país.

¿Qué sabe el tipo del tema? Nada, pero es amigo íntimo de Cuitláhuac y con eso basta.

¿Y los demás?

Pobres, si probaron por seis años las mieles del poder, ahora viven en la medianía de quien está a la espera de un cargo público.