Gómez Cazarín tiene una larga cola para que se la pisen

Definitivamente parece imposible todo intento de meter paz entre Juan Javier Gómez Cazarín y el diputado de Morena Esteban Bautista, porque ni se pasan ni se tragan. Pregúntele usted a Bautista su opinión sobre “El Carón” y dirá pestes de él y lo mismo hará Juan Javier si le preguntan por Esteban.

De todos es sabido que desde que llegó a la Legislatura y fue nombrado presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), Esteban Bautista ha estado ocupado con las auditorías que ordenó a todas las áreas del Congreso, pero ha puesto especial énfasis en las millonarias cantidades que manejó su antecesor.

En esta semana, Bautista dijo que en tiempos de “El Carón”, el Congreso se gastó 10 millones de pesos en despensas.

Pero no se necesita hurgar las presuntas tropelías que haya hecho en el Congreso. Basta con ver sus negocios, propiedades y vehículos para darnos cuenta que en definitiva no empatan con el salario que devengó como legislador, ni siquiera agregando las comisiones que ganó cuando fue vendedor de autos.

Juan Javier Gómez Cazarín es un personaje con mala imagen y pesa sobre él el sospechosismo sobre malos manejos. Urge que le pidan su renuncia como Delegado de los programas de Bienestar en Veracruz o de lo contrario hasta la lana de los viejitos se va a “clavar”.