Con Nahle, nadie tiene asegurada la permanencia en sus cargos

Como decía el politólogo Daniel Cossío Villegas, cada gobernante tiene su “estilo personal de gobernar”. Cuitláhuac García era solapador de las fechorías que cometían secretarios o mandos medios. Pero Rocío Nahle es diferente; apenas ve que alguien se sale del huacal o incurre en irregularidades y el cese es fulminante.

Ya lo vimos con los agentes de Tránsito que acaba de despedir por presunta extorsión, pero la lista de mandos medios cesados desde el inicio de su administración comienza a ser extensa. Sólo que esos ceses no han sido publicitados por la Coordinación General de Comunicación Social. Incluso, ni aquellos que se han efectuado al día siguiente de haber sido publicada una nota o comentario de algunos medios de comunicación.

Bien por eso, porque los medios ejercemos lo que se ha denominado “Contraloría Social” y la Gobernadora por su parte ejerce correctamente su mandato al arrojar las manzanas podridas fuera de la canasta.

Obvio, no todos los tundeteclas ejercen esa “Contraloría Social”, pues los hay que se la pasan quemándole incienso a la mandataria estatal y en estricto sentido no la ayudan. Porque todo el tiempo aplauden como focas de circo y no le muestran lo que no está funcionando bien, sobre todo en los mandos medios de algunas dependencias.