José Ortiz / EN CORTO
En un México donde el Poder Judicial enfrenta una de sus mayores pruebas de credibilidad, es una bocanada de aire fresco ver a una veracruzana ejemplar en la contienda por un puesto clave en la impartición de justicia. Denisse de los Ángeles Uribe Obregón, con una trayectoria impecable en el ámbito jurídico y académico, se ha posicionado como una de las figuras más sólidas en el proceso para integrar el Tribunal de Disciplina Judicial del Poder Judicial de la Federación. Su candidatura no solo representa un logro personal, sino también una oportunidad para que Veracruz y el país entero cuenten con una magistrada de principios, técnica y con un profundo conocimiento del derecho.
En tiempos donde la justicia se ha convertido en un campo de batalla político, su perfil es un punto de equilibrio. Doctora en Derecho Público, especialista en anticorrupción y con más de 20 años de experiencia en la administración pública, Denisse Uribe es una profesional que ha dedicado su vida al fortalecimiento del Estado de Derecho, la transparencia y la ética judicial. A diferencia de tantos que ven en los tribunales una vía de poder, ella ha construido su carrera desde la academia, la investigación y la práctica honesta de la justicia.
Su llegada al Tribunal de Disciplina Judicial sería un golpe de timón en la lucha contra la opacidad y la corrupción dentro del Poder Judicial. Su labor no se limitaría a ser una observadora de escritorio, sino a vigilar que los jueces y magistrados cumplan con su deber sin desviaciones ni intereses oscuros. En un país donde los amparos exprés, las resoluciones a modo y las suspensiones judiciales han sido utilizadas como herramientas de impunidad, el papel de este Tribunal se vuelve fundamental para evitar que la justicia se tuerza al mejor postor.
Desde la materia penal hasta la administrativa y electoral, su influencia abarcaría los 32 circuitos judiciales del país, lo que significa que cada estado se vería beneficiado con una impartición de justicia más profesional y menos politizada. Su papel sería clave en evitar liberaciones indebidas de delincuentes, frenar el abuso de amparos para sabotear políticas públicas estatales y garantizar que las elecciones sean resueltas en tribunales sin sesgos ni intereses partidistas.
A nivel nacional, esta candidatura cobra aún más relevancia. No se trata solo de una mujer con un currículum brillante, sino de una veracruzana que puede hacer historia en el Poder Judicial de la Federación. Mientras en muchos espacios se discute sobre la necesidad de renovar la justicia con perfiles íntegros y comprometidos, aquí está la oportunidad de hacerlo realidad. Su nombramiento no sería un simple cambio en la estructura burocrática, sino una garantía de que en los más altos niveles del sistema judicial habrá alguien que realmente entienda la importancia de impartir justicia con ética y responsabilidad.
En un contexto donde los gobiernos estatales necesitan certeza jurídica para operar sin obstáculos indebidos, su llegada al Tribunal también representaría un respaldo para la estabilidad y gobernabilidad en las entidades federativas. Su capacidad para mantener a raya los excesos judiciales en materia administrativa, penal y electoral es un valor agregado que pocos perfiles pueden ofrecer con tanta solidez.
El mensaje es claro: México necesita jueces y magistrados comprometidos con la justicia real, no con los intereses de coyuntura. Denisse Uribe representa ese perfil de profesionalismo y honestidad que tanto le urge al país. En esta contienda, más que una candidata, está en juego la posibilidad de fortalecer el Poder Judicial con una visión fresca, incorruptible y profundamente apegada a la legalidad.
Veracruz tiene una representante de altura en este proceso. Denisse Uribe no solo es una aspirante más, sino un símbolo de lo que debe ser la justicia en México: imparcial, firme y sin concesiones ante la corrupción.