No cabe duda que en este mundo hay de todo; hasta sujetos y sujetas que con tal de tener sus cinco minutos de fama expresan cada bobada. Una de ellas es la diputada local de Morena en Tamaulipas, Eva Reyes, que acalambró a todo su estado al decir lo que en buen castellano se considera una soberana burrada.
Cuando le preguntaron si no alarmaban a los tamaulipecos las más de 500 fosas clandestinas contabilizadas en la entidad, le contestó al reportero: “Yo creo que más allá de ser alarmante, te puedo decir que es casi casi natural. Somos una frontera, somos el tráfico obligado de personas, de armas, tenemos un tráfico obligado en ese contexto, por eso el crimen organizado, en sus diferentes contextos, son prácticas que utilizan no solamente aquí en Tamaulipas”, dijo la santa señora.
Y se siguió de largo porque agregó que no solo en Tamaulipas se padece esta pesadilla sino en el Estado de México, Michoacán, Sinaloa, Veracruz, Sonora y Jalisco, que es el caso más reciente con el rancho Izaguirre.
¿Mintió? No, pero mandó al diablo la confianza que depositaron en ella los tamaulipecos, para que sea parte sustantiva de la solución al grave problema que viven con la inseguridad y la violencia.
Es decir, se dedicó a hablar de la enfermedad, pero no dio el remedio para combatirla, sino que dijo que hay otros estados que también la padecen.
Es como aquel chamaco al que regaña su mamá porque lo reprobaron en la escuela, pero se justifica diciendo que hubo más reprobados.
Qué pena que tengamos estos legisladores en el país.