Desde la Capilla Sixtina el nuevo Papa, León XIV, es invitado a ir a la «Sala de las Lágrimas», donde desde hace días está preparada la vestimenta que puede empezar a usar.
La habitación es conocida con ese nombre porque históricamente es el lugar donde el elegido podía permanecer tranquilo un momento y, eventualmente, rezar y llorar para desahogar la tensión acumulada.
En esa cámara hay tres hábitos largos o sotanas de color blanco de distinto tamaño en función de la altura del elegido, así como cuatro vestimentas cortas tipo sobrepelliz, una muceta o esclavina de color morado y una estola púrpura con decoración dorada.
Minutos más tarde, es presentado al mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro con la proclamación en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam!”, o “Les anuncio una gran alegría: ¡Tenemos papa!”.
A continuación se revela su nombre de bautismo, en latín, seguido por el nombre papal que ha elegido.