Homenaje a Fidel sólo con invitados selectos y de élite; el acceso a Palacio Legislativo, severamente resguardado con guaruras

José Ortiz

Varias personas se han comunicado a este medio para quejarse de las severas medidas de «seguridad» para tener acceso al recinto legislativo en el homenaje póstumo que esta mañana se rinde al ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.

Prepotentes y a veces hasta groseros, los guardias de seguridad no permitían el acceso si no había una previa identificación.

En el colmo del absurdo, en la Legislatura que administra Esteban Bautista, presidente de la Jucopo, se les ocurrió elaborar una lista de «fidelistas». Así que si alguien no estaba en esa relación, simplemente no se le permitía el acceso.

Lo más ridículo o risible, como se le quiera ver, es que los guardias no dejaban entrar a uno de los hermanos del ex gobernador. Algunas de las personas que también querían entrar, les tuvieron que decir casi a gritos a esos «gorilas» que se trataba de ¡Agustín Herrera Beltrán!

En fin, fue una pésima organización.

Y muy lamentable porque Fidel Herrera surgió del pueblo y al pueblo siempre se debió, un pueblo que en su mayoría, siempre lo quiso.

Pero el Palacio Legislativo, que debería ser la casa del pueblo, este como muchos días, se convirtió en una fortaleza inexpugnable, blindada y cercada por los morenos que hipócritamente dicen siempre defender al «pueblo bueno y sabio». Esteban Bautista, quien surgió de luchas sociales en el sur del estado, ya se volvió también exquisito y selectivo. Realmente de pena ajena cómo los cambia el poder.