EN CORTO / Cuando Luisa perdió el olfato y el Verde le respondió con fuerza

José Ortiz / EN CORTO 

Hay errores que se notan, y hay errores que huelen. El de Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, pertenece a la segunda categoría. Llegar a Veracruz —tierra de pasiones políticas largas, heridas abiertas y alianzas de papel— y referirse al legado de Fidel Herrera Beltrán como “tufo de corrupción”, no fue solo una declaración innecesaria: fue una torpeza estratégica.

Días anteriores, el Congreso del Estado, con presencia institucional incluida, le había rendido homenaje póstumo al exgobernador fallecido. Y aún así, Luisa Alcalde vino a escupir hacia donde su propio partido había aplaudido. ¿Mensaje disfrazado para la gobernadora Rocío Nahle? ¿Aviso a sus aliados incómodos del Verde? ¿O simple novatez de quien aún no entiende que los silencios en política también hablan?

La respuesta no tardó. Y no vino de la oposición. Vino de adentro. Edgar Herrera Lendechy, dirigente estatal del Partido Verde, no solo defendió la memoria de Fidel Herrera. Reivindicó su obra como símbolo del progreso de Veracruz. Y lo hizo con una frase que retumba en los cafés políticos del estado: “Si hablar del ‘tufo’ de Fidel Herrera es hablar de salud, desarrollo social, impulso al deporte y progreso para el estado, entonces que ese ‘tufo’ se esparza por todo Veracruz.”

Más que una respuesta emocional, fue un posicionamiento político calculado. Porque lo que vino después fue una exhibición de músculo territorial: cobertura del 50% de los candidatos del Verde, recepción ciudadana positiva, coordinación con autoridades en temas de seguridad, y la visita de Javier Herrera Borunda caminando por Veracruz como lo que es: una figura de peso dentro del engranaje nacional.

Pero lo verdaderamente revelador no fue lo que dijo el Verde, sino lo que Morena demostró no saber. Porque para llegar a Veracruz y hablar así del apellido Herrera —sin medir su impacto político, institucional y hasta electoral— hay que no leer la prensa, no tener asesores o no tener idea.

Y en eso, la presidenta nacional y el dirigente estatal Esteban Ramírez Zepeta comparten torpeza. A estas alturas del juego, ni siquiera haber armado una ficha ejecutiva sobre quién es quién en Veracruz los habría salvado del ridículo.

El Verde no perdona. Y contestó como lo hacen los que saben jugar: con elegancia, con firmeza, con estructura. Edgar Herrera no habló solo por Fidel. Habló por miles que no entienden por qué un partido que pide alianza en las boletas, reparte insultos en los mítines.

La alianza con el PT ya está fracturada. Y ahora, con esta declaración, Morena tensiona a su aliado más fuerte en lo local: el Partido Verde. Un partido que, guste o no, ha construido estructura, tiene narrativa y representa un voto útil en municipios clave.

El mensaje fue claro: “No se equivoquen. Aquí también sabemos caminar solos.”

Morena debería escuchar. Porque en política, la soberbia no gana elecciones. Las alianzas, sí.