Roberto López Barradas / La escucha activa, hace relaciones efectivas y afectivas

Por Roberto López Barradas

La comunicación es primordial para las relaciones humanas, parte fundamental de la interacción entre las personas, para conseguir un entendimiento claro. En mis talleres sobre “el arte de hablar en público”, el primer tema que desarrollamos es el proceso de comunicación: emisor – mensaje – receptor, y aunque el lenguaje puede ser verbal o corporal, ya que muchas veces, basta una mirada, una pose, un gesto, para expresar lo que pensamos, sentimos, deseamos o repudiamos   ¿a quién no le han demostrado enojo con una sola mirada? como decía mi abuela, te miró con ojos de pistola jeje.

En esta ocasión, vamos a poner énfasis en el papel del receptor dentro del proceso de comunicación, y como lograr que tenga impacto en el diálogo de dos personas, siendo un receptor activo, no pasivo, en otras palabras, vamos a reflexionar como la escucha activa, hace relaciones efectivas y afectivas. Los psicólogos dicen, que es una técnica de comunicación que implica prestar atención completa a lo que una persona está diciendo, no solo escuchando las palabras, sino también comprendiendo el significado, las emociones y el contexto. Es un proceso consciente y empático que permite establecer una conexión más profunda con el interlocutor y facilita la comunicación efectiva, que puede ayudar mucho a construir relaciones afectivas.

Dentro de la psicología infantil, se enfoca en una comunicación empática y comprensiva con los niños, donde el adulto escucha con atención, sin interrumpir, y busca comprender sus emociones,  pensamientos, sentimientos, para fomentar una relación saludable, apoyando su desarrollo. Además de que, permite a los niños comprender y responder adecuadamente a los mensajes que reciben. Esto mejora su capacidad para expresar sus propias ideas y sentimientos de manera clara y coherente.

Caso contrario, cuando un niño no recibió la atención debida, fue ignorado, no tuvo una escucha activa por parte de sus padres, crece desarrollando un mecanismo de defensa que se denomina: sordera selectiva, la cual se agudiza al pasar por la adolescencia, acentuándose en la etapa de la juventud, con posibilidades de arraigarse como conducta habitual al convertirse en adulto. Esto es fácil de detectar, cuando platicas con alguien y no te escucha, incluso al estar de frente o a un lado de ti y no te responde o no continua la conversación, es porque, bloqueo su interés, haciéndolo de manera especial o específica, en temas que tienen que ver con traumas de su niñez; quiero hacer un paréntesis, para agradecerle su aportación sobre éste tema de la sordera selectiva, a mi amiga Isabella Palacios. Un abrazo.

Regresando a la escucha activa, dadas las múltiples actividades que tienen a diario la mayoría de las familias y las personas en general, derivado del trabajo, los estudios de los hijos, las clases extra escolares, entrenamientos, ensayos, saliendo de casa desde muy temprano, para volver a estar juntos hasta la noche, siendo los traslados, un tiempo de calidad entre padres e hijos y/o amigos; esos momentos son una oportunidad para aplicar la escucha activa entre ambos, poniendo atención a lo que la otra persona te platica, para que al momento de contestar o de dar una opinión, punto de vista o si es requerido un consejo, podamos hacerlo con conocimiento de causa, demostrándole que estamos atentos, que valoramos ese tiempo de comunicación, reafirmado lo importantes que son para nosotros; además de que estaremos abonando a mejorar y afianzar la relación familiar o los lazos de amistad.

Yo te exhorto a que pongas en práctica la escucha activa con tus seres queridos (hijos, padres, abuelos, etc.), así como con tus amigos, compañeros de escuela, trabajo, vecinos; te sorprenderás de los resultados, tendrás relaciones más efectivas y afectivas, elevando el nivel de confianza que tendrán hacia ti al mostrarles empatía, comprensión e interés, y por supuesto, ganarás afecto y amor genuino.

Por último, quiero decirte que Dios como el padre amoroso que es, también tiene una escucha activa para nosotros; cuando oramos, platicamos con Él, nos escucha y entiende perfectamente, nos ama y nos cuida con amor verdadero, nos conoce a cada uno por nuestro nombre y nada escapa a su voluntad, sólo tenemos que acercarnos a Él, orar y esperar su respuesta, su amor, su paz. Dice el Salmo 140:6: “He dicho al Señor: Dios mío eres Tú; Escucha, oh Señor, la voz de mis ruegos.