Es preciso decirlo y se tiene que dejar en claro: el mismo Héctor Yunes Landa sabe que, en caso de ser postulado como candidato a gobernador por el PRI, tiene mínimas posibilidades de ganar.
Cuando mucho, quedaría en tercer lugar, después del o la candidata de Movimiento Ciudadano, y en un descuido, hasta podría quedar relegado en un lejano cuarto lugar si el recargado y relanzado PAN se pone las pilas y lanza a una o un abanderado competitivo.
Lo más probable es que Morena y sus aliados (PVEM y PT) logren llevarse nuevamente la gubernatura en 2030, pues es innegable que la 4T aún tiene gas para rato.
A Héctor le pesarán varios lastres, entre ellos el apellido Yunes tan repudiado en los últimos tiempos, y aunque el diputado local diga que los ciudadanos no lo confunden con sus primos de El Estero, al pueblo a final de cuentas le queda claro que son la misma gata, nomás que revolcada.
Otro lastre que le pesará a Héctor será su partido, el alicaído PRI, que carece de estructura real en todo el estado.
¿Una alianza con Movimiento Ciudadano si Héctor Yunes es el candidato? Pues si el candidato a la Presidencia de la República será Luis Donaldo Colosio Riojas en 2030, pues se verá muy mal que el hijo se alíe con el partido que mató a su papá.
Héctor sabe que no ganaría la gubernatura ni yéndose a bailar a Chalma. ¿Pero por qué lo hace?, ¿por qué vuelve a insistir?, ¿acaso porque habría descubierto desde hace rato que es muy buen negocio ser candidato aunque no gane?
Por cierto, manejan la versión de que el ex titular de SSP en la época de Javier Duarte, Arturo Bermúdez Zurita habría entregado 500 millones de pesos a un prominente abanderado en 2016, que no fue Cuitláhuac sino otro. O también la lana millonaria que Enrique Peña Nieto mandó en 2018, pero que no se repartió para apuntalar al abanderado tricolor.
Pos sí. Es tremendo negociazo hacer como que compites, aunque de antemano la “ganancia” ya la tengas asegurada.






