Ya se había tardado en darnos una prueba más de su “educación de excelencia”. Ahora, en Boca del Río, durante el acto conmemorativo del 101 aniversario de la Promulgación de la ley Agraria del 6 de enero de 1915, el presidente Peña Nieto soltó: “Gracias por la calidez; por el trato cálido, amable, generoso, fraterno y cercano que cada uno de ustedes me dispensa. Por eso, siempre me regordeo (sic), siempre celebro este encuentro con todas y todos ustedes. Porque me permite acercarme, de mano, con esta cercanía, a quienes juegan en favor de México, desde el trabajo que hacen en el campo”.
Emocionado, había brincado vallas metálicas para tomarse selfies y colgado de la estructura tubular de las gradas ubicadas al final del recinto para dejarse abrazar por personas de la tercera edad. Eufórico esquivaba sillas para abrirse paso entre aproximadamente 15 mil hombres y mujeres de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
En fin, el gazapo presidencial, al pronunciar la palabra “regordeo”, en lugar de regodeo, fue corregido en la versión oficial.