Trienios van, trienios vienen. Sexenios van, sexenios vienen y nadie se ha preocupado por reparar el antiguo Puente del Diablo el cual, hoy literalmente, está a punto de colapsar.
Ubicado en la deteriorada carretera Las Trancas-Coatepec, la estrecha estructura data del siglo XVI; por ahí diariamente circulan miles de vehículos de que van a comunidades tanto de Coatepec, como de Emiliano Zapata e, incluso, es paso obligado para ir a Córdoba. Peor aún es que también es el camino de centenares de pesados tráileres de Coca-Cola y Nestlé, sin que nadie invierta un peso para rescatarlo.
El argumento que por años han dado es que debido a su antigüedad, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no da el aval para rescatarlo, además de que sería sumamente costoso; aunque tampoco construyen una nueva estructura de manera lateral, como ha sucedido en otras partes.
Desafortunadamente, el llamado Puente del Diablo hoy es un peligro inminente para los automovilistas, pues el año pasado a escasos diez metros de este, en la comunidad de Puerto Rico, la carretera sufrió un socavón y esta es la fecha en que no queda al cien por ciento.
Por el paso constante del agua, sus pilotes ya están desgastados y, además de los innumerables baches que tiene, ya los costados del puente se han adelgazado, por lo que los mismos pobladores han improvisado señalamientos con piedras y palos para evitar que los carros o tráileres pasen pegados. Así, ya está reducido a un solo carril, mientras las filosas piedras del fondo, y la furia del agua que baja de la montaña y nutre al Río Sordo –afluente del Río Los Pescados-, espera tal vez impaciente que algo caiga.
Cuenta la leyenda que el puente toma su nombre del hecho de que un joven enamorado de su sobrina, hizo un pacto con Satanás pues, una noche que iría a visitarla, el antiguo puente de tablas había sido arrancado por la fuerza de la tormenta, por lo que a cambio de su alma, el diablo le construyó el que hoy se está cayendo. El trueque se consumaría a su retorno.
Empero, el hombre emprendió el galope para no ser alcanzado por el diablo, por lo que al verse engañado el dueño del Infierno, dio un manotazo sobre el puente para intentar derrumbarlo, mismo que está grabado en la parte inferior de la estructura y que dicen, es visible hasta nuestros días.
No será el diablo quien lo tire después de 5 siglos, sino la negligencia de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) y de los alcaldes coatepecanos, por no darle el mantenimiento necesario, ¿o acaso creen que el diablo lo sostendría eternamente?