Interesante, en verdad, lo que este viernes publica José Ureña en su columna Teléfono rojo, que aparece en el portal 24-Horas.mx:
“Primero algunas postales del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Una: El 30 de noviembre se reunió con periodistas de Veracruz y les dijo, según escribió el reportero Arturo Reyes Isidoro y reprodujimos aquí el 2 de diciembre: -En el tema de la sucesión me dijo (el presidente): Javier, nunca me has fallado, pero esta es la decisión más importante de tu vida, no te puedes equivocar, con lo cual me está dando la gran responsabilidad. Más cuerda: ‘El Presidente me tiene una gran estima que la siento en los hechos. Nunca he tenido un no del Presidente. Todo lo que le he pedido siempre me ha dicho que sí’. Los dichos de Duarte de Ochoa fueron desmentidos en los hechos: su peor adversario priista, el senador Héctor Yunes Landa, fue postulado y trae una encomienda específica: Desenmascarar fraudes, aclarar desvíos y llevar ante la justicia a quienes han hecho saqueo del erario estatal en este sexenio, incluido el propio gobernador. Yunes Landa radicalizará su discurso de campaña en este sentido, única manera de posicionarse para ganar y atender el clamor de una sociedad agraviada desde el poder de mil maneras. ¿Lo mandan a declarar para humillarlo más? Otra instantánea: Un día le renunció un colaborador y, en el careo, soltó al rostro de Javier Duarte de Ochoa: -Gobernador: usted se preparó para entrar, pero no se ha preparado para salir y esto es más importante. No eche mi comentario en saco roto. De nada sirvió, pues hoy Javier Duarte de Ochoa es, con mucho, el gobernador más desprestigiado del país, acusado de corrupción, despotismo, persecución de adversarios, falto de obra y con miles de millones de pendientes por aclarar. Con este caudal de señalamientos fue llamado por el dirigente priista, Manlio Fabio Beltrones, quien lo conminó a reflexionar sobre lo mejor para Veracruz y a ceñir su actuación en consecuencia. No lo escuchó. El miércoles Duarte de Ochoa fue llamado a la Secretaría de Gobernación por Miguel Ángel Osorio Chong y lo hizo esperar durante horas, tras las cuales recibió la instrucción de declarar. Prometió no renunciar a su cargo en Veracruz, donde hace mucho tiempo dejó de gobernar. En consecuencia, ya sólo resta la voluntad del presidente Enrique Peña Nieto, a quien Duarte de Ochoa asegura aconsejar en lo íntimo porque es invitado con frecuencia ‘al cuarto de guerra’, en gratitud al apoyo ofrecido en 2012. Hoy, cuando se acerca a su destino, el panorama se mantiene tal y como lo anunciamos aquí el jueves 18 de febrero: se va por las buenas sin hacer escándalo, negocia su salida para dejar a alguien más o menos cercano o se le echará la ley encima. El turno es para el presidente Peña Nieto.”