Ni duda cabe de que la liberación de los precios de los combustibles ha sido una de las peores decisiones que ha tomado el gobierno de Enrique Peña Nieto, pues además de ser injusta y regresiva, es absolutamente inoportuna y frenará el desarrollo del país al propiciar una escalada inflacionaria cuyas proporciones aún no nos podemos imaginar.
En ese sentido, es entendible el malestar de la población que ha salido a las calles a protestar contra esta medida. En los casos en los que lo ha hecho de manera civilizada.
Sin embargo, es absolutamente inadmisible el derrotero que las protestas han tomado en algunas ciudades, incluidas algunas del estado de Veracruz, donde el “gasolinazo” ha sido el pretexto perfecto para la rapiña, el vandalismo y el robo a ojos de las autoridades, que simple y llanamente, se han hecho de la vista gorda.
Por otro lado, en lugar de proponer soluciones de fondo, reales, los partidos opositores al régimen encontraron una oportunidad de oro para sacar raja política con el tema, aunque los más, se quedan en la politiquería barata que, eso sí, incendia a la turba.
Lamentable por donde se le vea. Y lo peor es que no se ve para cuándo pare. Terrible inicia 2017.