El barco se hunde y el capitán se está peinando

Tenía largo rato que no se suscitaban actos vandálicos como los ocurridos el miércoles y ayer jueves en Veracruz, el Estado de México, Hidalgo, Michoacán y la Ciudad de México.

En violenta respuesta al precio de la gasolina, cientos de ciudadanos iracundos y vándalos que fueron azuzados desde las redes sociales, asaltaron establecimientos comerciales y arrasaron con lo que pudieron como si sus dueños fueran los responsables del alza.

Esto fue pocas horas después de que Enrique Peña Nieto dijera en cadena nacional que “comprendía” el enojo popular pero pedía aguantar vara y seguir adelante.

Lo cierto es que el Presidente no comprende nada y menos a 50 millones de mexicanos que por vivir en la jodidez total carecen de auto, pero tienen que pagar más por los productos de primera necesidad que subieron a la par del gasolinazo.

Este miércoles, un Peña Nieto inseguro y trastabillante nos quiso vender el cuento de que de no liberar el precio de la gasolina las consecuencias serían más graves. Pero jamás propuso un remedio para paliar el descontento nacional.

Lo cierto es que por donde se le mire nos están desfalcando y aún así nos piden hacer más sacrificios.

No creo exagerar al decir que con excepción de la Conquista y el Virreinato, nunca en la historia de este país se había cometido tanto atraco contra la ciudadanía indefensa; nunca tantos gobernantes habían robado con tanto ahínco. Y nunca como en esta ocasión tantos se hicieron de la vista gorda.

¿Cómo no quieren que estemos iracundos cuando dejan que nos despojen, permiten huir a los ladrones y luego nos quieren ofrendar sus cabezas a cambio de que volvamos a votar por el mismo sistema corrupto que nos gobierna?

¿Por qué tenemos que agradecerle al gobierno que persiga y encierre a esos maleantes, cuando fue el mismo gobierno el que solapó sus raterías?

Si a nivel individual estamos mal porque el dinero que ganamos no nos alcanza para pagar tanto aumento, a nivel social estamos peor.

Morelos vive un vandalismo como en los tiempos de El Zarco; Veracruz está en la orfandad y el desamparo; Guerrero es un estado en llamas; Michoacán y Tamaulipas son estados fallidos; Oaxaca y Chiapas son la miseria humana de sus indígenas. Y junto con ellos Colima, Jalisco, Nayarit, Nuevo León, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, San Luis Potosí, Quintana Roo, el Estado de México y la Ciudad de México son territorio del narco.

Tras diez años de lucha desigual, los miembros del Ejército y la Marina están exhaustos pero tienen que seguir en la brega porque no hay policías en ningún municipio. Y es que dos de cada tres policías municipales están infiltrados por el crimen organizado.

Hablando sin rodeos, Peña Nieto no ha podido con el paquete y lo peor del caso es que está en otra dimensión.

El drama que vive México con su Presidente es igual de patético al del barco que está a punto de naufragar, los pasajeros gritan de impotencia porque no hay botes salvavidas y el capitán se está peinando frente al espejo.

Y cuando creíamos que no podíamos estar peor vino el carambazo de la gasolina que nos sacó de quicio a todos, menos a un mandatario que piensa que el descontento será pasajero.

Cuidado; las hordas que saquearon comercios a su antojo y los hombres y mujeres que bloquean calles y carreteras, no son parte de una molestia transitoria sino la mecha que puede incendiar al país.

Ahora sí es en serio, el pueblo ya no aguanta tanto despojo, tanto aprieto económico, tanta injusticia e inseguridad.

Que alguien se lo diga a Enrique Peña a ver si así se pone a gobernar.

Aclaración

En el quinto párrafo de mi columna de ayer escribí: Ni los huevos, el pan, la carne, la leche, la fruta y los frijoles se come. La frase debió decir: Ni los huevos, el pan, la carne, la leche, la fruta y los frijoles QUE se come. Me comí el que y agradezco a mis lectores señalarme la omisión.

bernardogup@hotmail.com