Sería cuestión de preguntarle a Javier Duarte

Sentado frente a la mesa de un café, un amigo empresario hizo números sobre varias servilletas de papel y tras sumar y multiplicar me dijo, con la seguridad de quien ve robar a un ladrón y lo ayuda a contar el botín: “Javier Duarte tiene una fortuna de 5 mil millones de dólares”. Luego ocupó una hora y dos tazas de café en explicarme sus argumentos.
Me quedé mudo. ¿Cinco mil millones de dólares? ¡Pasumecha! Nada mal para un sujeto que hace apenas 14 años recortaba y pegaba notas periodísticas para la síntesis de su jefe Fidel Herrera.
Pero, ¿será cierto que posee esa fabulosa suma?
Es cuestión de preguntarle al mismo Duarte cuando aparezca.
Nomás para que te des una idea lector, esa fortuna es muy superior a la de Donald Trump que de acuerdo con Forbes posee 3 mil 700 millones de dólares.
Si lo que dijo el empresario es verdad, Javier Duarte sería uno de los hombres más ricos de México y Latinoamérica pues su capital estaría por encima del de Ricardo Salinas Pliego (4 mil 900 mdd); Jerónimo Arango (4 mil 500 mdd); Antonio del Valle Ruiz (3 mil 700 mdd) y Emilio Azcárraga Jean (2 mil 900 mdd).
A su lado Carlos Hank Rhon, Roberto Hernández Ramírez y Alfredo Harp Helú son unos pobres multimillonarios ya que ostentan fortunas de 2 mil millones de dólares para abajo.
Sólo sería superado por Carlos Slim (68 mil mdd); Germán Larrea y Alberto Bailleres (12 mil mdd cada uno); Eva Gonda (7 mil mdd) y María Asunción Aramburuzabala (5 mil 600 mdd).
Es decir, el gordito estaría en el sexto lugar del top ten de los multimillonarios nacionales.
¿No te da gusto lector? Imagínate; un paisano elevado a las alturas del paraíso monetario.
Es bueno puntualizar que entre los personajes mencionados hay quienes hicieron su fortuna a base de transas; otros la heredaron, pero han tenido que sudar la gota gorda para conservarla y multiplicarla. Y varios invirtieron en negocios quebrados para hacerlos productivos.
Eso sí, todos sin excepción son hombres y mujeres honorables.
Casi olvido a Joaquín “El Chapo” Guzmán, que sin ser nada honorable, tiene un capital (también de acuerdo con Forbes), de mil millones de dólares.
Sin quererlo justificar, a este señor le costó más de treinta años amasar ese titipuchal de dinero; además de desvelos, corretizas policíacas, malpasadas, muchas muertes y probablemente la prisión de por vida.
La diferencia de todos ellos con Javier Duarte es que a éste no le costó ningún esfuerzo lograr su fortuna.
¿Qué esfuerzo pudo haber hecho para quedarse con el dinero de las partidas presupuestales? ¿Qué energía pudo gastar en descapitalizar al IPE, al DIF y a la Cruz Roja? ¿Cuántas gotas de sudor pudieron haberle costado crear empresas fantasma que le dejaron ganancias multimillonarias?
Arturo Durazo Moreno, aquel ladrón torvo y corrupto que fungió como jefe de la policía defeña en tiempos de López Portillo, siempre quiso codearse con los dueños del gran capital. Pero nunca lo logró; lo batearon.
¿Ese era el sueño de Javier Duarte? ¿Codearse con el Jet Set nacional e internacional? ¿De qué les iba a presumir? ¿Que hizo su fortuna gracias a que dejó en la miseria a los veracruzanos?
Sin pretender defender y menos justificar a este sujeto deleznable; no creo que sea dueño de una cantidad tan bárbara. Estaríamos hablando de 105 mil millones de pesos al tipo de cambio actual.
Aunque reitero, sería cuestión de preguntarle.
Pero independientemente de lo que posea, ni los Slim, ni los Salinas Pliego, ni los Azcárraga lo aceptarían en su selecto círculo de amistades, entre otras cosas porque podrán ser transas pero no ladrones. Y Duarte es un vulgar ladrón.
Para su mala suerte, no lo aceptaría ni el Chapo en su cerrado núcleo de cuates. Y es que hasta entre los hampones, también hay clases.

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