La llamada telefónica desde los Pinos, el día de ayer, a la Casa Blanca, confirma la prudencia y el tacto político con el que comienza a enfrentar el Presidente Enrique Peña Nieto, las descortesías, amenazas y groserías del Presidente norteamericano Donald Trump; pero además en el entendido de que a ninguna de las dos naciones le conviene o le pudiera traer beneficios una confrontación; mal vista desde todos los ángulos, porque nadie celebraría una pelea entre desiguales; solo por referencias se podría comparar, a la lucha entre David y Goliat; y aunque los Estados Unidos siempre se han identificado como Goliat, por el tamaño de su fuerza, a México nunca se le ha comparado con David, como para tener las mañas y la astucia con las que pudiera vencer al gigante. Entre tanto, comentaristas, periodistas, conductores de los principales medios de comunicación en nuestro país, bombardean con información relativa al tema y desde que Trump firmó el decreto para la construcción del muro, generando el reclamo de Peña Nieto, que con la intransigencia del Presidente norteamericano, parecía el inicio de un conflicto internacional, que amenazaba hasta con la ruptura de relaciones diplomáticas.
Como respuesta al cúmulo de información y a la posición de los Pinos, que se vio lenta, pero al final sacó la casta el gran Tlatoani y ganó el rating más alto de popularidad desde que asumió el cargo; mereciendo el elogio de una sociedad plural, en donde artistas, intelectuales, dirigentes de los partidos políticos nacionales; el episcopado mexicano; la clase empresarial; y hasta los ex presidentes panistas Vicente Fox Quezada y Felipe de Jesus Calderón Hinojosa, aprovecharon los reflectores, tan añorados por los políticos en la banca, para echar campanas al vuelo e insistir en una mayor contundencia por parte del Presidente Peña Nieto, para defender los intereses nacionales de los ataques arteros y destructivos del presidente norteamericano. Y cuando todo parecía indicar que habría consenso para una gran concentración en la capital del país y por lo menos otras cinco en los distintos puntos de la geografía de México, los intereses personales, de grupo, partidarios y el vedetismo de intelectuales ególatras, comenzaron a pelear entre todos y a ponerse condiciones de organización y participación en esas grandes concentraciones, cuyo único propósito de origen, fue la idea de mostrar unidad nacional en torno al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos Enrique Peña Nieto, diluyéndose la propuesta original y quedando en el ambiente, únicamente el propósito, de unidad nacional frente a Donald Trump.
Por otro lado, uno de los «factores reales del poder», representado por la iglesia católica de México, por voz del presidente de la Dimensión Episcopal de Movilidad Humana Guillermo Ortiz Mondragón; y del Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano Alfonso Miranda Guardiola, se pronunciaron enérgicamente en un mensaje titulado «Valor y Respeto al Migrante», en contra de la construcción del muro fronterizo al que calificaron como «interferencia inhumana» que causa dolor y rechazo y que invita a la reflexión, para procurar otros medios de seguridad en las fronteras norteamericanas y en vez de provocar los daños que ya sufren en carne propia los pobres y vulnerables migrantes, solicitar al gobierno norteamericano la activación del empleo y otras medidas necesarias y justas para la atención de este problema. El pronunciamiento de la Conferencia del Episcopado Mexicano, también exhorta a los presidentes de ambas naciones a mantener el diálogo y la búsqueda de acuerdos, que aboguen por caminos justos, que salvaguarden la dignidad y el respeto a las personas; sin que importe su nacionalidad, credo o valor intrínseco; tal y como lo ha venido procurando desde hace por lo menos veinte años y atendido el problema por las Diócesis de Matamoros y Nuevo Laredo y las respectivas ciudades norteamericanas colindantes Brownsville y Laredo Texas.
Por cuanto a los sindicatos corporativistas, que forman el Congreso del Trabajo, por voz de su líder Carlos Aceves del Olmo, han expresado su total e incondicional respaldo al Presidente de la república y han comprometido a todos los sindicatos, cuyas principales Centrales Obreras CTM, CROM, CROC, CONTU, y todos los que desfilan cada primero de mayo en demanda de respeto al derecho al trabajo y a todos los asalariados nacionales y migrantes, por quienes le piden al Presidente defensa y protección, para que no pierdan sus bases laborales ante cualquier embate nacional o extranjero. La Coparmex, el Consejo Coordinador Empresarial, Concanacos y Concamines de todo el país, igualmente han respondido al llamado anónimo, de conciencia nacional, para sumarse favorablemente a la unidad en torno al Presidente de la república, en estos momentos en que la patria así lo exige, para salir lo mejor librados de la confrontación sin sentido, iniciada por el Presidente de los Estados Unidos.
Destaca la voz del mexicano Carlos Slim Helú, considerado por la revista Forbes como el empresario más rico del mundo, quien en entrevista para la televisión nacional, abrió su intervención afirmando «yo no veo riesgo, veo oportunidad», y desde luego la explicación de la oportunidad que ve Slim, necesitamos verla todos, para entender porqué México es el mejor socio de los Estados Unidos; de qué forma hay que apoyar a los inversionistas norteamericanos, para que no dejen de invertir en México; entender también, de qué forma hacer notar que «nuestra fuerza laboral» es superior a la de los vecinos del lado americano y que el propio Donald Trump pueda llegar a comprender que los migrantes corren para Estados Unidos, cuando ya no encuentran empleos bien remunerados y mejor calidad de vida en nuestro país; pues sólo así Donald en vez de ordenar el cierre de las armadoras norteamericanas de autos, promueva una mayor inversión de esas empresas, que ofertando trabajo, van a arraigar a nuestros compatriotas, evitando o cuando menos limitando la migración tan repudiada por Trump.
Un dato revelador comentado por Slim, es el relacionado con los negocios, fábricas y manufacturas y toda la planta productiva de México, que de su capital total el ochenta y cinco por ciento corresponde a inversionistas nacionales y únicamente el quince por ciento a inversionistas extranjeros; por lo cual tampoco implica una gran preocupación la posición de Donald Trump respecto a la repatriación de capitales norteamericanos; Carlos Slim fue muy claro en apuntar que solo con más inversión en nuevas áreas de oportunidad, habría una mayor activación económica; que está esperando instrumentos de seguridad jurídica que garanticen los derechos de las partes, es decir, los derechos de los trabajadores y patrones; a quienes interesa la relación oficial con el gobierno de México, cuyos compromisos pendientes para alcanzar ese logro, resultan ser los más inmediatos en la agenda del Congreso de la Unión y de Presidencia de la República, concretamente urge la Ley Anticorrupción y los Mecanismos de Transparencia y Rendición de Cuentas. Hay otros rubros también pendientes del gobierno federal, consistentes en establecer un compromiso que dé rumbo político en materia fiscal y monetaria a nuestro país, la adopción del Programa de sustitución de importaciones y la ampliación de operaciones comerciales con otras potencias mundiales.
No en vano se le conoce como el empresario más rico del mundo a don Carlos Slim Helú, cuyo nombre aparece desde 1987 en la revista Forbes, como uno de los hombres con capital superior a mil millones de dólares, superando con creces a la familia Garza Sada y a veinticuatro mexicanos más, considerados también entre los más ricos del mundo. Hoy por hoy, nadie se atreve a calcular la fortuna del magnate mexicano Slim, cuyas empresas, inversiones y patrimonio alcanzan cantidades inimaginables, aunque sigan siendo administradas por un consorcio familiar al que están incorporados hijos, nueras, yernos, nietos y todo un clan identificado con el apellido Slim. Recordó en la entrevista de ayer don Carlos Slim, la crisis económica mundial de 1933, de la que se repuso México, alcanzando un crecimiento económico anual del seis punto dos por ciento; y fue más enfático en recordar la gestión de don Antonio Ortiz Mena como Secretario de Hacienda de México durante los gobiernos de Adolfo López Mateos (1958-1964) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970); doce años consecutivos de estabilidad de la moneda mexicana y del «desarrollo estabilizador», que permitieron a nuestro país un crecimiento anual ininterrumpido del seis punto ocho por ciento, con una inflación del dos punto dos por ciento; habiéndose sustituido entonces la producción agrícola, por la producción industrial, que prevalece hasta la fecha.
Lo que no es bien visto, después de haber ventilado los buenos augurios de una posible reunión entre los presidente de México y Estados Unidos, opacada y cancelada por las groserías, la mala educación y prepotencia del recién investido Presidente norteamericano; y después, a petición del propio Trump y aceptado por Peña, cerrar la información de lo que sigue en este incidente diplomático, económico y humanitario binacional, para que nadie se entere de lo que traten dos altos mandatarios, aunque concierna al interés supremo de la nación.





