“La obra política más difícil es obtener la confianza antes que el éxito.” – Napoleon.
Bien dicen que Veracruz se ha convertido en el teatro de lo inimaginable, lo que pensarías que jamás podría ocurrir, en la entidad siempre es posible.
Cuando el gobierno estatal atraviesa la peor de sus crisis en materia financiera, de seguridad, de desarrollo económico y social, sus actuales funcionarios se esfuerzan por cambiar su rumbo, esperando que el sentido común, pero sobre todo el amor por esta tierra permitiera alcanzar los consensos y los acuerdos que hicieran viable su despegue.
Pero o cruel realidad, nada de ello es posible, cuando el perverso mundo de la política tiene que ser el foro para lograrlo, dice el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares que a pesar de haber hecho esfuerzos significativos desde antes incluso de tomar posesión como titular del Ejecutivo, las inercias y las venganzas políticas se anteponen al acuerdo, en ese afán de filosofía del cangrejo en la cubeta, en donde una jala a la otra para no permitir salvar el reto.
Cuando Veracruz arrastra un déficit de 25 mil millones de pesos anuales, resultado del exceso en el manejo del recurso público, salarios de miedo, uso indiscriminado de viáticos y pago de gastos de representación, uso de aviones privados, sobre contratación de personal, pago de nóminas ocultas o aviadores por doquier, así como el descarado robo del recurso resguardado en el cajón que dejó un pasivo cercano a los 45 mil millones de pesos, a pesar de ello, algunos pretenden obstaculizar los esfuerzos por mejorar el estado de cosas.
La negativa de los legisladores veracruzanos que conforman los grupos parlamentarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) resulta ser literalmente la peor de las mentadas de madres que podría recibir su población, en ese afán soterrado por arruinarle la plana a quien hoy es gobierno.
Más aun cuando se tiene el conocimiento de que fueron administraciones priistas las que cometieron tan tremendo quebranto. Aun así, la actitud de Morena, es la que más extrañas sospechas eleva, pues reestructurar la deuda no significa generar más deuda, sino buscaría con ello pagar menos, pero ni así se suman al esfuerzo.
Lo que nos hace cuestionar ¿será cierto que entre el PRI veracruzano y Morena de Andrés Manuel López Obrador existen acuerdos en lo obscurito, como tanto se señaló en campaña?
La pregunta se queda en el aire, a la espera de que los legisladores la respondan.
Pues urgente es resolver el conflicto que esto está generando a las finanzas del estado, que literalmente “no cuentan con un clavo” para poder desarrollar acción o política alguna, y creemos que eso no se lo merece Veracruz.