MARKETING POLÍTICO, VENTA DE ESPERANZA Y COMPRA DE ILUSIONES EN LA PRÓXIMA ELECCIÓN MUNICIPAL

Así como la relación familiar se ha ido transformando con nuevas formas y modelos de vida, impuestos por la tecnología, que hace posible y multiplica, la comunicación a distancia, en contrapartida, hay que observar y en muchos casos lamentar la incomunicación al interior de los grupos familiares, de trabajo, escolares, etc. etc.; pues en la sala de televisión de muchos hogares, las pláticas en torno al aparato televisivo, generaban una especie de tertulia familiar, que ha desaparecido porque cada uno de los presentes, no deja de teclear el teléfono celular, el iPad, el iPhone, etc. etc.; y resulta que la comunicación se mantiene a distancia, pero no en corto como sucedía antaño; cuando todavía se desconocían las redes sociales; o la proliferación de los equipos telefónicos no había llegado al punto exagerado, de que cada miembro de una familia poseyera su equipo personal, además de que el personal auxiliar, como la trabajadora doméstica, el chofer; u otros personajes que prestan valiosos servicios a la comunidad, como el velador de la cuadra, «el gendarme de punto» y todos sin excepción, cuentan con su equipo celular, con el que acceden a la comunicación vía satelital muy por encima de la comunicación de persona a persona, que no se da ni siquiera en espacios tan reducidos, que propician el hacinamiento humano, pero con una gran ausencia que permite volar al intelecto, aunque físicamente el cuerpo siga ahí, ignorando por completo a quienes los rodean.

Según las estadísticas difundidas por The Competitive Intelligence Unit en México operan ochenta y dos millones de teléfonos inteligentes; utilizan el Twitter treinta y cinco punto tres millones de personas; y se estima en sesenta y un millones, el número de personas que poseen su cuenta de Facebook; esas cifras nos ponen a pensar en las formas de comunicación que la modernidad ha impuesto, cuyo uso y abuso en la difusión de mensajes y promocionales, asemeja un bombardeo incesante que impide pensar con claridad; meditar y decidir por los destinatarios de los promocionales, de manera consciente y racional, sobre la toma de decisiones, hasta para lo más elemental, dando como resultado una manipulación de quienes, a su vez, se han convertido en víctimas de la «intoxicación digital». De manera inconsciente, los seres humanos de la modernidad, hacen a un lado la reflexión personal y por la falta de uso de la memoria, los vuelve dependientes del celular, de la computadora, del iPad o de los videojuegos; o de cualquier medio digital, que le evite la molestia de pensar o ejercitar su memoria.

Lo que no se cuenta, dijera Peña Nieto, pero cuenta mucho, es la manipulación a través de las redes sociales, comercializando la atención de los usuarios de las mismas redes y vendiendo masivamente información generada y clasificada para orientar las preferencias de los consumidores. Las desventajas que se han encontrado a las redes sociales, son las siguientes: 1.- Construye una identidad virtual que no siempre es fiel ni concuerda con la identidad física; es decir, se trabaja con mentiras y se construyen identidades falsas; 2.- Existe mayor exposición pública en un entorno desconocido, lo que hace vulnerable y víctima en muchos casos al usuario; 3.- Se pierde relación con el entorno físico y con la familia. 4.- se facilita la exposición de comportamientos y hábitos que no siempre son los más adecuados para reforzar el perfil profesional; 5.- Se expone el usuario a una mayor vulnerabilidad de la intimidad, facilitando el ciber acoso, el ciber bulling y la suplantación de identidad. A todo lo anterior, hay que sumar el mundo en que se desenvuelven personalidades cibernéticas, que fundan sofisticadas empresas, con modernos equipos, para dirigir campañas políticas, a cambio de cifras millonarias de honorarios, asegurando la manipulación de la voluntad del elector; como si esas «mentes superiores», pudieran arrastrar a los votantes, para emitir su sufragio en favor o en contra de candidatos a puestos de elección popular y sus partidos.

Nada más en el estado de Veracruz, la elección en los doscientos doce municipios, quebrados financieramente en su mayoría, por el despilfarro y latrocinio «sin castigo», perpetrado por el doctor Javier Duarte de Ochoa y sus compinches, sigue siendo tierra fértil, para que los explotadores del marketing político, envuelvan a los aspirantes a alcaldes, y los convenzan, de invertir sus recursos personales y familiares, en una aventura política, que los puede llevar a hipotecar su prestigio personal, sin la garantía de que triunfarán en la elección del día cuatro de junio próximo; puesto que aún ganando la elección, el déficit en las finanzas municipales, no se supera con la tramitación de más préstamos o de anticipos a cuenta de las participaciones federales; y es ahí, donde otra vez los «especialistas» en empresas digitales de marketing político, ofrecen sus servicios para resolver la falta de recursos económicos para dotar de obras y servicios públicos a la municipalidad.

En la compra de boletos para un sorteo; o en la compra de billetes de lotería; o en la compra boletos para Melate y Revancha; lo que se compra es la esperanza de adquirir el boleto premiado para volverse rico, de la noche a la mañana. En política, y sobre todo en los procesos electorales municipales, la «compra de esperanza», consiste en invertir recursos personales o familiares, en favor de determinado candidato, con la «esperanza» de que triunfe en la elección y sea recíproco con sus patrocinadores, incorporándolos a la nómina municipal o incorporándolos en los «negocios» que siempre se dan en los gobiernos municipales, hasta en las comunidades más pobres de la entidad. No hay dependencia del gobierno estatal o federal, que prenda la alerta roja y prevenga a los ilusos «compradores de esperanza» para evitar que sean despojados de sus recursos, que jamás van a recuperar, cayendo en manos o bolsillos de truculentos manipuladores de medios digitales.

Junto con la compra de esperanza, en épocas electorales, tanto de la federación y los estados, como en los municipios que en el país suman dos mil cuatrocientos cuarenta y en Veracruz doscientos doce se da la venta «de ilusiones» mediante la fabricación de encuestas, que vaticinan el triunfo o la derrota; las ventajas y desventajas; y los resultados de ganadores y perdedores; que siempre se equivocan y encuentran la forma de justificar los engañosos resultados, por los que cobran escandalosas cantidades de dinero, que al único que convierten en ganador es al dueño de la encuestadora; pues en la mayoría de los casos, sirve a dos amos o más, quienes aparecían como triunfadores en las encuestas, pero el día de la jornada electoral, resultaron perdedores en el conteo de los votos, que resultan ser «la verdadera encuesta en una elección».