El gobierno cubano impidió en la madrugada del miércoles la entrada al país del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, que debía participar ayer en La Habana en una entrega de premios en memoria del activista opositor Oswaldo Payá, fallecido en 2012. Esta decisión se suma a la de no dejar entrar a la isla al ex presidente mexicano Felipe Calderón, conocida el martes, y por el mismo motivo.
También se denegó la entrada a Mariana Aylwin, ex diputada chilena, que también debía acudir al acto de homenaje a Payá. Precisamente, La Habana justificó su decisión a través de un comunicado de su embajada en Santiago, y argumentó que el acto suponía “una grave provocación internacional contra el gobierno cubano” con el fin de “generar inestabilidad interna” en la isla.
Según esa nota, el acto fue gestado “por un grupo ilegal anticubano que actúa contra el orden constitucional y que concita el repudio del pueblo, con el contubernio y financiamiento de políticos e instituciones extranjeras”.
GROSERÍA. Este grupo es la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, que preside Rosa María Payá, hija del disidente fallecido. Ella organizó el acto, que se celebró de todos modos con la presencia de una veintena de diplomáticos en la casa familiar en la capital cubana, con las sillas vacías de los tres faltantes. Payá tildó la crisis diplomática abierta por el gobierno de Raúl Castro como una “agresión” y una “grosería”.
Pidió a la OEA, a los gobiernos latinoamericanos y a la Unión Europea ofrecer “una respuesta y una reacción” a la crisis abierta.





