Aumenta la violencia en Rafael Delgado por guerra de pandillas

Habitantes del municipio de Rafael Delgado confirmaron el aumento de violencia juvenil, al grado de que entre las pandillas ya se atenta contra negocios y casas habitación, generando con ello que se agreda físicamente a los transeúntes y se afecten los viene patrimoniales de la población.
La mañana de este jueves, un grupo de vecinos y comerciantes acudieron al palacio municipal para solicitar la intervención de las autoridades, dado a que ya se considera una amenaza para los menores que ya no puedan salir a la calle después de las siete de la noche, porque se desatan las guerras entre pandillas de “chamacos” de entre los 12 a 15 años, sin que sus padres hagan algo para evitarlo.
Bulmaro Rojas acompañado de otras personas dijo que es necesario que las autoridades intervengan y no se permita que existan estos grupos en la comunidad, que sin duda es consecuencia del consumo de drogas.
Y es que manifestó que en la cabecera municipal ya existen niños de 12 años que tienen problemas de adicción.
Por ello ante la problemática se solicitó mediante oficio la participación de las autoridades municipales para promover las actividades culturales y deportivas, con el objetivo de que los jóvenes tengan una distracción y eviten caer en malos pasos.
Reconoció que la inseguridad es un problema constante que se presenta desde que empieza a oscurecer y sin duda es grave el vandalismo que existe dentro de este municipio.
De igual forma agregó que también es necesaria la presencia de más elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), debido a las constantes riñas que se suscitan.
Admitió que esta problemática ya ha existido desde tiempo atrás, sin embargo actualmente los menores están incorporándose a los grupos cuando ya están cursando el sexto grado de primaria y que decir de la secundaria
Se acordó que desde este 23 de febrero se pondrán más policías de proximidad o de cuadra para que estén desde la tarde, seis elementos de la preventiva local para vigilar y dar seguridad y garantías a los transeúntes y comerciantes.
Asimismo reconoció que los padres son los alcahuetes sin que llamen la atención a sus hijos, quienes ya han perdido el respeto a los adultos, al grado de enfrentarlos a pedradas.