La lideresa del sindicado del extinto SAS está desesperada porque se quedó como el chinito, chiflando en la loma, ya que de los casi mil 400 millones que Grupo MAS anunció para obra hidráulica en Veracruz y Medellín de 2017 a 2019, no le tocó, ni le tocará, un solo peso.
Para ningún jarocho es secreto que la señora Angélica Navarrete se llevaba una mochada del presupuesto del SAS cada año. Así operaba anteriormente el organismo, pero eso se acabó.
No sólo desapareció esa práctica, sino muchas corruptelas más que tenían al sistema hidráulico en la conurbación hecho un desastre.
Como quien dice, son patadas de ahogado echar a los extrabajadores del SAS a marchar a las calles en contra de un organismo que anunció la construcción y mantenimiento de cientos de kilómetros de alcantarillado y red hidráulica, rehabilitación de casi 20 plantas de tratamiento y construcción de nuevos pozos. Ora sí como decía el Tío Fide: obras son amores, y no buenas razones.





