EL VERDADERO PROGRESO IMPRODUCTIVO SOCIAL.

Reconociendo las ideas del renombrado escritor Gabriel Zaid, quien en 1979 escribió un libro denominado “El Progreso Improductivo” que contiene un estudio sobre Economía Política, Moral, Administración y Antropología Cultural, que critica los intentos de modernización en nuestro país, olvidándose de la población en estado de pobreza, que mantiene la eterna aspiración a la igualdad y progreso de los demás, expresamos nuestro punto de vista sobre lo que consideramos El Verdadero Progreso Improductivo Social, que mantiene las desigualdades económicas de la población.
Con la desaparición del feudalismo, la época del Renacimiento entre los siglos XV y XVI da lugar a la creación del Estado Moderno; al que le atribuían identidad propia, estructura funcional y concentración del poder, convirtiendo a la figura del Rey en la máxima autoridad que contaba para cumplir su misión, con instituciones políticas, económicas y sociales. Para justificar y legitimar el poder de la Monarquía, los príncipes y reyes se decían y se creían representantes de Dios en la tierra.
Por esa razón, los príncipes y reyes poseían el derecho divino para gobernar en un territorio, con población y el poder instituido y reconocido a la Casa Real gobernante, utilizado para dictar las ordenanzas, que fueron las primeras normas de convivencia aplicadas para garantizar la tranquilidad y la paz entre los gobernados, constituyendo el compendio de normas jurídicas que dieron las reglas de convivencia al pueblo, justificando las decisiones de la aristocracia gobernante que debía garantizar paz y justicia para mantener las primeras formas de organización del Estado Moderno.
Con la llegada de la Revolución Industrial, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y primeros años del siglo XIX, la transformación económica, social y tecnológica se expandió por toda Europa y Norteamérica, en donde la sociedad vivió el paso de una economía agrícola y comercial, a una economía rebasada por la industria, en la que se redujo el empleo de la mano del hombre y se disminuyó el tiempo de la producción, con una notable mejoría en las condiciones de vida de las clases sociales más desfavorecidas.
En teoría, la Ciencia Política, se encarga del buen gobierno y por consiguiente de la búsqueda constante de las formas de convivencia, que permitan mejorar la calidad de vida del colectivo social. Por consiguiente, los hombres dedicados a la política, deberían ser aquellos privilegiados con la confianza que los gobernados depositan en sus manos; para marcar el rumbo que debe conducir al conglomerado social a la satisfacción de todas sus necesidades; al desarrollo de la capacidad individual y a la convivencia pacífica, que permita vivir con tranquilidad, paz y progreso.
Por desgracia, hay veintidós gobernadores durante el periodo de gobierno del licenciado Enrique Peña Nieto, que han sido acusados de corrupción; con esa descomposición imperante en nuestros días, en el sector público, a la que no escapa la Federación, los gobiernos estatales y los municipales, el respeto entre gobernantes y gobernados, se ha perdido y por consiguiente, los políticos al sentirse poderosos y privilegiados por las posiciones que ocupan, han actuado con despotismo, arbitrariedad y ambición desmedida.
Es por ello que en una sociedad dividida, como la nuestra, donde sesenta millones de habitantes viven en estado de pobreza y otra cantidad igual, posee la riqueza y los medios económicos suficientes para atender sus necesidades de vida, convivencia social y esparcimiento, no se puede mantener la tranquilidad y la paz social, puesto que no se puede tratar igual a los desiguales.
La redistribución de la riqueza pública, para acabar con las desigualdades sociales, no se dará, porque los ricos no se quieren desprender de su patrimonio para dárselo a los pobres, y los pobres quieren hacerse justicia por propia mano, despojando a los poderosos de sus riquezas, a costa de lo que sea, es decir aún cometiendo delitos, pues ya se vio que en este país, no se castiga a los que violan la ley, sino únicamente a quienes no tienen padrinos o protectores que les garanticen Impunidad.
De los castigos ejemplares que aplique el gobierno a los políticos delincuentes, a los delincuentes de cuello blanco y a los delincuentes comunes que han proliferado por todo el territorio nacional, de esos castigos ejemplares, dependerá el regreso a la tranquilidad social y el respeto a las instituciones públicas y a la ley.