El candidato de la izquierda liberal Emmanuel Macron (38 años), favorito indiscutible en los sondeos de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas de este domingo, con una media de un 60 por ciento de apoyo, ganó ayer el debate que lo enfrentó a su rival, la ultraderechista Marine Le Pen (48), y lo hizo incluso por un porcentaje aún mayor, un 63 por ciento, consolidando así su liderazgo a tres días para que abran las urnas.
Nunca antes Francia había conocido un debate tan áspero entre los dos candidatos al Elíseo como el que ayer mantuvieron Le Pen y Macron, que levantó gran expectación al tratarse de la primera batalla televisada en la que no participó al menos uno de los dos candidatos de los partidos tradicionales, que cayeron en primera vuelta, el Partido Socialista y el conservador Los Republicanos.
Fue Le Pen, que los sondeos dan como perdedora, quien abrió las hostilidades nada más a comenzar el debate, considerado como su última oportunidad para tratar de atraerse el voto de la extrema izquierda, luego de que su candidato, Jean-Luc Melenchon, no pidiese a sus votantes el voto para el ex banquero Macron, como mal menor para impedir que gane la extrema derecha.
De esta manera, Le Pen usó su primer turno de palabra para atacar directamente a Macron, a quien consideró “el candidato de las finanzas”, frente a ella, que se autodenominó como “la candidata del pueblo”.
Macron no rehuyó el cuerpo a cuerpo y, en un aparente intento de ganarse también el voto de la extrema izquierda y de los indecisos sostuvo que Le Pen es la “heredera” del partido “xenófobo” fundado por su padre.
Doble victoria. Tan importante como la victoria holgada de Macron en los sondeos a nivel general, fue su victoria a nivel concreto. El 66% de los que votaron en la primera vuelta a Melenchon opinó que Macron había estado más convincente que Le Pen, un porcentaje superior incluso al 58% de los que votaron a François Fillon, pese a que el candidato conservador pidió que todos sus votos fuesen para el ex ministro socialista.
“Candidato del sistema”. Le Pen se esforzó en identificarse como “la candidata del pueblo” y a su rival como “el candidato del sistema”, el favorito de la Unión Europea, a la que acusó de impedir el desarrollo económico de Francia, por lo que propuso las recetas de patriotismo y nacionalización de empresas.
“Tonta y mentirosa”. Macron, que consideró “irreales” sus propuestas —como abandonar el euro— y le pidió que dejara de decir “tonterías” y que dejara de “mentir permanentemente”, propuso reformar el país para hacerlo más competitivo, al tiempo que se comprometió a impulsar una Europa liderada por Francia que proteja a sus ciudadanos.





