El pasado 17 de mayo en este espacio analizamos la fotografía de La Parroquia, donde aparecen el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera y el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares. Aquel día expusimos los motivos por los que ambos políticos de partidos diferentes se reunieron para mandarle un mensaje a Andrés Manuel López Obrador. Lo que había unido a Mancera y Yunes, era el tener como adversario común, al más visible de los aspirantes a la Presidencia para el 2018. “¿Cuál es la razón de Yunes por enfrentarse con AMLO? Muy sencillo. Pronto buscará la candidatura presidencial por el PAN”, se publicó ese día. Dijimos que el veracruzano cobraría fuerza después del 4 de junio, cuando será el ocaso de Ricardo Anaya, por el cuarto lugar que obtendrá Josefina Vázquez Mota en el Estado de México. Pues resulta que el mandatario estatal no se esperó y buscó que los dirigentes del PAN y PRD en la entidad lo destaparan para la grande en estos días. Yunes Linares atrajo los reflectores nacionales cuando acusó al tabasqueño de haber recibido financiamiento del ahora exgobernador preso Javier Duarte. El enfrentamiento escaló a grado tal que López Obrador acusó a Yunes de ponerle una trampa a Eva Cadena entregándole 500,000 pesos para él. Esto llevó a que Cadena explotara contra Morena en una conferencia de prensa realizada ayer miércoles en la capital del país. La reacción del dirigente morenista Martí Batres fue de inmediato, al acusar a Cadena de trabajar ahora para Yunes y ser apapachada por el PAN en Veracruz. Toda esta comedia política orquestada o no por Yunes le ha resultado ideal para impulsar su eventual candidatura presidencial. Así, Yunes se suma al concierto de aspirantes azules: Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle, Ernesto Ruffo y Juan Carlos Romero Hicks. ¿Pero será cierto que Yunes es un distractor para desviar las críticas de las que es objeto Anaya al fungir como juez y parte en la sucesión panista? Pronto lo sabremos. (Fuente: La Prensa, «Sin protocolo», Joel Saucedo, 01/JUN/2017).
