Desde aquella Conferencia Internacional sobre el financiamiento para el desarrollo que en 2002 tuvo como sede la ciudad de Monterrey Nuevo León; cuando el ex presidente Vicente Fox (en conversación telefónica ), le expresó al Comandante Fidel Castro que su presencia en esa cumbre internacional le representaría a México una buena cantidad de problemas, por lo que reconsiderara el viaje y preferentemente lo cancelara; eso ayudaría (dijo Fox) a evitar problemas al anfitrión.
Como se sabe, por la amplia difusión que se dio al incidente identificado por la frase de Vicente Fox “comes y te vas”, la reacción de Fidel Castro, jefe de estado y líder cubano de un “colmillo retorcido”, advirtió al ex presidente de México, que la invitación era de la ONU y no de la República Mexicana, pues únicamente México era país anfitrión; pero que si era necesario Castro desataría un escándalo mundial del que el anfitrión tendría que responder ante la Comunidad de Naciones.
La conversación, para sorpresa de Fox, fue grabada y difundida por el gobierno de Cuba, con el regocijo del colmilludo Comandante Fidel Castro, quien además de pitorrearse de Fox le dio una lección de política, puesto que Fidel Castro además de formarse en la guerrilla y luego como estadista del país de las Antillas que tuvo a la nación más poderosa del mundo contra la pared, finalmente asistió a la cumbre y estando en Monterrey Nuevo León, en entrevista periodística volvió a insistir en la mala educación política y diplomática de Fox, quien prácticamente ordenaba que la comida se la sirvieran a Fidel en la cocina del hotel, para que no “se fuera a disgustar el Presidente norteamericano George Bush” a quien custodiaban ochocientos hombres de seguridad, lo que también fue objeto de burla de Fidel, al comentar que él corría más riesgos que Bush y viajaba solo, por así demandarlo la economía de Cuba, sin los dispendios diplomáticos que se gastan en cada viaje de esos grandes estadistas.
De aquel escándalo, hasta estos días, pasando por el régimen de Felipe de Jesús Calderon Hinojosa, enloquecido en su lucha contra las drogas, que dejó más de cien mil mexicanos muertos y desaparecidos, y ahora después de los primeros cuatro años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, no se había repetido otro escándalo diplomático internacional, como el que hoy se presenta en la relación Mexico-Venezuela. La petición de Lilian Tintori en los Pinos, para que el presidente Peña Nieto solidario con los enemigos de Nicolás Maduro, solicitara al presidente la liberación del político preso Leopoldo López, sentenciado a trece años de prisión, por el régimen de Maduro, ha tensado a tal grado la relación diplomática México-Venezuela, que los insultos de Nicolás Maduro hacia el propio Peña Nieto y el reto de la canciller venezolana a Luis Videgaray, para debatir en foros internacionales sobre la política migratoria de México, han llegado al grado de repensarse en un retiro diplomático del embajador mexicano y en una posible ruptura de relaciones con Venezuela.
Se han olvidado los últimos Presidentes de México de la “Doctrina Estrada” con la que nuestro país se ha mantenido en el concierto de las naciones del mundo, respetando la autodeterminación de los pueblos, bajo la bandera de la “no intervención en los asuntos internos de otras naciones.
Ahora la canciller venezolana en el reto que lanza a Videgaray, acusa al gobierno de México de autoritario y represor y descalifica al presidente Peña, bajo el argumento del reducido índice que las encuestas le dan de aprobación con un once por ciento.
En otro orden de ideas, pero también en el ámbito internacional la reciente visita relámpago del presidente Peña a la república de Guatemala, ha servido cuando menos, para refrendar una política “de buena vecindad” con el país colindante con la frontera sur, por donde nos llegan los miles y miles de migrantes que sólo desean transitar sanos y llegar a salvo, hasta la frontera norte, para insistir (contra la voluntad de Donald Trump) en alcanzar el sueño americano.
Lo mejor de la visita de Peña a Guatemala, ha resultado ser el anuncio de la extradición inmediata del doctor Javier Duarte de Ochoa a México ( o a Veracruz?) para ser juzgado con todas las garantías de ley por el cúmulo de ilícitos que se le imputan; no vaya a ser que llegue a México primero Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo y recientemente detenido en Panamá.





