El comportamiento político de los suspirantes, aspirantes o candidatos para la presidencia de la república en 2018, se comenzó a evaluar a partir de la elección del pasado domingo, donde los resultados no causaron ninguna sorpresa; pues el más importante de todos, dio el triunfo al licenciado Alfredo del Mazo Maza; por lo que tampoco causó sorpresa la actitud de su principal opositora Delfina Gómez y de su jefe político AMLO, quien parecía querer proteger su figura, aceptando los resultados “sin chistar”, y sin perturbar la tranquilidad y la paz pública.
El cambio de actitud del líder nacional de MORENA, se basa en algunos videos y testimonios, que acusan a “mapaches” electorales del PRI, haciendo las trampas y clásicas “travesuras” que en todos los partidos se acostumbran. En Coahuila, las trapacerías de los hermanos Moreira Humberto y Ruben; uno ex gobernador y el otro gobernador en funciones, han dado pauta para que no se reconozca la elección del domingo pasado y en un aparente pleito entre los hermanos Moreira, el asunto se llevará a todos los tribunales competentes, para que decidan quién ganó la elección; sin contar con la intervención efectiva y mayormente difundida para favorecer al doctor Miguel Ángel Riquelme.
Ayer se aseguraba que las boletas electorales y toda la paquetería que se acostumbra, se la habían robado vándalos en Coahuila, porque la elección favorecía al candidato del PAN. Los roba-urnas fueron etiquetados enseguida, como seguidores de Andrés Manuel y de los hermanos Moreira, y por consiguiente cuando sale AMLO a declarar que en el Edomex, exigirá (una vez más), el recuento de voto por voto y casilla por casilla y la legalidad del proceso, a nadie le causa extrañeza ésta complicación que solo beneficia a los perdedores. Solo hay que recordar las dieciocho mil seiscientas siete casillas instaladas en todo el territorio mexiquense, para determinar cuáles y cuantas desean abrir; y considerar, que de aperturarse todas, quien resulte ganador, tomará posesión de su cargo a mediados del año entrante.
Para que la elección presidencial de 2018, no se manche con la elección del domingo anterior en Nayarit, Coahuila, Estado de México y Veracruz, los Organismos Electorales de cada entidad federativa; deberán difundir y aclarar cuál es la función primordial de las elecciones, considerando que la elección del 2018, tendrá que producir una representación popular; tendrá que seleccionar a un gobernante y tendrá que producir la legitimidad que todo mundo exige para declarar vencedores y vencidos.
Otros aspectos que tendrán que considerar las autoridades electorales y los propios electores, para la elección presidencial de 2018, son la concentración y fragmentación del voto, que tomó por sorpresa a los perdedores, pero que los vencedores se encargaron de aprovechar. Nadie habla de los valores políticos; de la socialización de los mismos y de la movilidad, que permite hacer cambios convenencieros a espaldas de la sociedad civil; simplemente procedieron de manera caprichosa y autoritariamente. Después de la elección de 2018, se verá hasta donde llegó el activismo adelantado de candidatos y partidos para ocupar la residencia oficial de los Pinos.
Y no hay que descartar al aferrado Andrés Manuel López Obrador; al operador político de Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong; a su tocayo Miguel Ángel Mancera, jefe político de la Ciudad de Mexico; a la ex primera dama Margarita Zavala, embroncada con el líder del PAN Ricardo Anaya; al igual que Rafael Moreno Valle, dedicado a picar piedra “de tiempo completo; a Eruviel Ávila; Ivonne Ortega; y Manlio Fabio Beltrones, entre otros.
Todos ellos están enlistados y con boleto, para subirse a la rueda de la fortuna del próximo año. Lo que no se podrá evitar es la aparición de vivales, quienes fabrican productos mediáticos para las campañas; así como asesores en imagen de los candidatos y expertos en la difamación o maquillaje de los malos de la película cuyos perfiles tendrán que cambiar radicalmente.





