Marcos García Zamudio, se unió al Frente Nacional por la Familia tras vivir 39 años lo que califica como “un estilo de vida homosexual”, tiempo en el cual se inyectó hormonas, mantuvo una relación en unión libre con otro hombre e intentó tomar el rol de madre para educar a un niño como si fuera propio.
Las cejas tatuadas quedaron como marca imborrable de su pasado. Tras la conversión de su vida, Marcos dejó las prendas femeninas y optó por vestir con pantalón, camisa, sombrero y anteojos.
“Formo parte de este frente, estoy uniéndome a ellos, a esta noble causa, defendiendo los derechos de los niños y defendiendo la familia entre hombre y mujer”, expresa como tarjeta de presentación.
Sin dar mayores detalles, manifiesta que desde niño se le hizo creer que nació con una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. De ahí vino la transformación, se inyectó hormonas que, asegura, adquiría con facilidad y sin receta médica en la farmacia y comenzó a utilizar ropa de mujer.
“Lo que hubo en mi vida fue una transformación, en la niñez recibí esas ideas de que tú naciste homosexual, traes una niña dentro de ti, entonces rescata esa niña interna y defiéndete”.
Reconoce que en casi cuatro décadas sintió atracción hacia las personas de su mismo sexo, por ello, durante un cuarto de siglo, vivió en unión libre con otro hombre, su pareja, “viví 39 años un estilo de vida homosexual, donde hubo de todo”, refiere.
Asumiendo un rol materno, Marcos, quien es oriundo de Boca del Río, intentó criar a un sobrino como hijo propio. Su pareja tomó el papel de padre, pero la sociedad no los aceptó.
“Lo quisimos criar como hijo y realmente no se pudo, no estamos preparados para educarlos como hijos y realmente el niño fue quien sufrió las consecuencias, el rechazo de la sociedad”.
García Zamudio dice que el rechazo de la sociedad y las hormonas en su cuerpo le ocasionaron daños psicológicos que derivaron en cuadros depresión y ansiedad, después trató de quitarse la vida, pero no lo logró.
“Hubo intento de suicidio y yo dije no quiero ser homosexual y perdí la identidad de quien soy realmente”.
A sus más de 40 años de edad, asegura haber retomado su rol masculino. Se acercó al grupo conservador conocido como Frente Nacional por la Familia donde lo recibieron, no lo juzgaron y le dieron la encomienda de ser un vivo testimonio del hombre veracruzano que dejó la homosexualidad.
“Yo estoy viviendo una vida plena, en paz, estoy tranquilo, realmente no tengo relaciones con ningún varón, pude controlar toda esa ansiedad, porque es una ansiedad y bueno, pues yo llego a esta etapa, me siento feliz y yo creo que quien quiera hacerlo lo puede hacer y quien desee vivir esa estilo de vida y que le guste pues puede seguirlo haciendo, aquí no estamos en contra de nadie, ni se le forza a nadie”.
Sobre el destino que tuvieron su “hijo” y la pareja con la que vivió durante 25 años no da detalles.
Antes de finalizar la entrevista, invitó a la comunidad gay a acercarse a la agrupación, donde al igual cómo ocurrió en su caso, los recibirán y aceptarán, sin juzgarlos ni menospreciarlos.
“Aquí yo lo que les digo es que el Frente Nacional por la Familia no odia a nadie, ni rechaza a las personas con atracción al mismo sexo, si eso fuera a mí me hubieran rechazado, realmente a mí me recibieron, no me convencieron con ningún dinero, no me están pagando, yo estoy trabajando con ellos porque me han convencido, como por ejemplo la psicóloga Nadia trae el conocimiento de la ciencia, yo traigo mi conocimiento del estilo de vida, lo viví en carne propia y me ha convencido lo que ella me ha dicho porque conecta con mi vida, entonces, ¿qué le digo a ellos?, no los odiamos, no estamos discriminando, simplemente estamos defendiendo el derecho de los niños”.





