EN POLÍTICA, PARA EL QUE MADRUGA, UNO QUE NO DUERME.

El activismo político no para y por todos los medios de comunicación, se promueven “anticipadamente”, los aspirantes a la candidatura presidencial en todos los partidos políticos. La cercanía de las elecciones locales, recién celebradas en el Estado de México, empatan con el proceso electoral federal, que ya inició; y esa es una de las causas que mantiene vivo el interés de la clase política.

El Estado de México, cuenta con el padrón electoral más grande de los treinta y dos Estados de la república y por consiguiente representa un interés cuantitativo para los estrategas que estudian cómo ganar la próxima elección presidencial; pero además también representa el Edomex, un interés cualitativo, porque se demostró que el PRI refrendó su triunfo, por escaso margen, pero garantizando al líder del grupo Atlacomulco, su bastión de poder.

Esta situación obliga a los actores políticos, a los partidos, a los medios de comunicación y en general a toda la clase política, al involucramiento que cada quien desea asumir, en el entendido de que del resultado de esa elección dependerá su futuro individual y colectivo por espacio de seis años.

Durante los setenta años ininterrumpidos de gobiernos impuestos por el PRI; más los doce años del periodo de la transición democrática, de los gobiernos impuestos por el PAN y el regreso del PRI nuevamente a los Pinos en los cuatro años que lleva al frente de la presidencia de la república el licenciado Enrique Peña Nieto, la figura presidencial ha permanecido al frente de las instituciones públicas y del gobierno, sin peligro para el Ejecutivo Federal, de ser removido o destituido del cargo.

En todo ese tiempo transcurrido, no se ha intentado siquiera la rescisión del mandato a ningún titular del Poder Ejecutivo Federal; puesto que por más yerros y malas determinaciones políticas, cometidas por el gran Tlatoani, en perjuicio y agravio del pueblo; al no existir un asidero Juridico en la Constitución Política Federal, para la destitución del cargo, resultaría en vano, cualquier intento de rescisión del mandato que los gobernados le otorgan a través del sufragio universal, libre, secreto y directo.

El pueblo espera que las próximas elecciones presidenciales se desarrollen pacíficamente, pero que además sean libres, para que cada quien decida por quién votar, sin coacción alguna y sin presiones de ningún tipo; pero además el pueblo exige que las próximas elecciones presidenciales sean justas y no dependan de los acuerdos políticos cupulares, que en otros procesos electorales se han celebrado; para decidir por los hombres “del gran poder”, el futuro político de México, por encima de la voluntad popular.

Desde ahora se espera neutralidad del gobierno de Peña Nieto, en la organización del proceso electoral; igualmente se espera, que el gobierno en funciones, respete la “libertad de expresión” prevista en los artículos 6 y 8 de la Carta Magna; y respeto y resguardo, para quienes ejerzan las garantías constitucionales de “libre asociación” y de “movilización y tránsito”. La vigilancia en la obtención de los recursos que se aplican en cada campaña, también se exige que se ajuste a los montos autorizados por el INE y que se supervise el origen del dinero y su destino, para que no provenga de la delincuencia y para que no se aplique en la compra de voluntades de los sufragantes, a través de la compra de credenciales de elector y otras modalidades que se van descubriendo en cada proceso electoral.

El PRI de Ochoa Reza, necesita fortalecer sus cuadros dirigentes en todo el país y a su vez en cascada, la reestructuración y fortalecimiento de los Comités Directivos Estatales y Municipales, tendrá que darse, si se pretende dar continuidad a la dirección política del gobierno, que delineó el licenciado Enrique Peña Nieto, a través de las Reformas Estructurales, apenas aprobadas por el Congreso de la Unión.

Los electores exigen caras nuevas en la elección federal de 2018; no sólo en las candidaturas a todos los puestos de elección popular; también en la estructura electoral y en los partidos políticos, porque todo mundo está cansado de ver “más de lo mismo” en cada elección y chapulines que saltan de un partido a otro; de un puesto burocrático a otro y de una comisión a otra; pero siempre dentro de la nómina oficial del gobierno, para no “vivir en el error”, fuera del presupuesto, como decía el tuxpeño “tlacuache Garizurieta”, cuya sabiduría popular sigue vigente hasta nuestros días.