La bipolaridad que divide por ahora al pueblo venezolano, podría ser la causa principal de las manifestaciones públicas que diariamente se realizan por calles y avenidas de la ciudad de Caracas y que impide, precisamente, que mediante una “solución negociada” se resuelva el conflicto y regresen todos los venezolanos a sus fuentes de trabajo, para no detener el desarrollo de ese importante país latinoamericano. El gobierno reprime y el pueblo reclama respeto a los derechos humanos y a sus garantías de libertad política, de libre manifestación de las ideas, de reunión y asociación, y de cambio democrático del más alto nivel de gobierno.
Se agrava la crisis política, por el cierre de las fuentes de trabajo; la suspensión de clases y el cierre de universidades públicas y privadas; desabasto para satisfacer la necesidad alimentaria de los venezolanos; carencia y serias limitaciones de medicamentos, clínicas y hospitales que han suspendido los servicios médicos a la población; más el vandalismo que se genera en cada marcha o manifestación, en las que la represión contabiliza cerca de ciento veinte muertos y miles de personas lesionadas, que se mantienen firmes en la protesta para impedir que se realice el Congreso Constituyente, convocado por el dictador Maduro, para elaborar una nueva Constitución, prolongar su mandato y darle oxígeno a su gobierno.
Lo que no se puede dejar de reconocer desde el exterior (México por ejemplo), es que también existen miles de venezolanos que respaldan a Nicolás Maduro, cuya dictadura sigue sostenida por las fuerzas armadas que conforman su ejército más los cuerpos de seguridad y policia local, dependientes de las otras estructuras gubernamentales. Así las cosas, la bipolaridad que divide a los venezolanos dándoles igualdad de fuerzas, tanto a favor como en contra de la dictadura, hace que el actual conflicto se convierta en una guerra civil de graves e inevitables consecuencias.
Hace unas semanas el Presidente Enrique Peña Nieto, recibió la visita de la señora Lilian Tintori esposa del líder encarcelado y recién liberado Henrique Capriles, quienes solicitaron la intervención del presidente mexicano ante instancias internacionales, para lograr la excarcelación del mencionado luchador social. A lo que Peña accedió, haciendo a un lado la famosa “Doctrina Estrada”, que caracterizó durante tantos años a la política exterior de México, respetando la autodeterminación de los pueblos y manteniendo la no intervención de nuestro país, en los asuntos internos de otras naciones.
Ahora hace tres dias el ex presidente Vicente Fox Quezada y otros ex mandatarios latinoamericanos y “tristemente célebres” por sus malos gobiernos como el propio Fox; puesto que sin ningún reconocimiento social y sin ser considerados “estadistas” o “iconos de la democracia” durante su gestión, se presentaron en Caracas ostentándose como voces autorizadas de su país, sumándose a la causa de los inconformes con Maduro; no lograron mover conciencias y menos la renuncia de Maduro; pero al menos Vicente Fox alcanzó la notoriedad que buscaba; es decir, Fox ganó reflectores después de diez años de haber salido de los Pinos con más pena que gloria. Pero además a Fox le otorgaron en pergamino, la declaración de “persona non grata” y le prohibieron regresar posteriormente a Venezuela.
A Vicente Fox, el dictador Maduro ni siquiera le dio la opción de aquel famoso “comes y te vas” con el que quiso congraciarse Vicente con el ex presidente norteamericano George Bush, a costa de correr de nuestra casa al recién fallecido líder revolucionario cubano Fidel Castro. La atención de los observadores políticos en Venezuela, sobre todo de los mexicanos, debe servir para alertar a nuestros paisanos, a no caer en el llamado de los falsos profetas y falsos redentores de luchas políticas pérdidas, porque ya se ha visto que a nada bueno llevan las manifestaciones acompañadas de violencia y suspensión de actividades, como ha ocurrido con la “lucha perdida” de la CNTE, puesto que al final sus afiliados, han tenido que presentar los exámenes de evaluación de la SEV, con lo que el Secretario Aurelio Nuño Mayer, se anotó un triunfo en su gestión; y otro más que lo ubicaría como serio aspirante presidencial, si expulsa de la nómina a los Cuarenta y cuatro mil aviadores recién descubiertos en la Secretaría de Educación Pública a su cargo.
