A Luis Soriano los libros le salvaron la vida cuando fue retenido por fuerzas armadas paralelas en uno de sus recorridos con su Biblioburro por los pueblos de Colombia.
“Un día me retuvieron hace muchos años pensando que yo estaba incentivando al pueblo rural a que se fuera en contra de los violentos. Se dieron cuenta de que estaba enseñándoles la lectura, que entrara. Los drogadictos lo que buscan es evadirse de los problemas, les decía que se evadieran con la lectura, vuélvanse armados, pero de la lectura, no armados con la pistola”.
Cuenta en exclusiva para www.versiones.com.mx que los libros de Julio Cortázar, Juan Rulfo y García Márquez, entre otros que llevaba para fomentar la lectura en niños y pobladores cautivaron a sus captores.
“Uno de ellos agarró un libro y empezó a encontrarse con Cortázar, otro se encontró con Cohelo, otro con Juan Rulfo, con Gabriel García Márquez y dijo, pero este lo que trae aquí es pura lectura. Uno dijo: ve, yo me quedo con este libro porque nosotros qué hacemos a las dos de la tarde si no hay actividad. Como cinco se quedaron con libros, se llevaron uno de Cohelo, me dolió mucho porque era el único título que tenía en biblioteca, se lo llevó, pero no iba a pelear contra él, tenía las armas y le dije, llévatelo”.
Tras la desintegración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) reflexiona que los libros son una forma no de evadir de la violencia, sino de sensibilizar a las nuevas generaciones.
Biblioburro, 20 años cambiando vidas
Biblioburro es un proyecto surgido hace 20 años cuando Luis Humberto Soriano Bohórquez decidió hacer frente al abandono institucional para dar educación a los niños de su pueblo: Nueva Arenada, Magdalena, corregimiento de La Gloria, en el mágico país de Colombia.
“En nuestro sector sufríamos de abandono estatal, el estado no se manifestaba. Decidí ayudar a los chicos, me sentaba con ellos a enseñarles a leer y a escribir”.
Al darse cuenta de la falta que hacían los libros para lograr el proceso de la lectura decidió emprender la aventura que hasta ahora lo hace recorrer kilómetros acompañado de sus burros Alfa y Beto y con su peculiar sombrero.
“El único que tenía libros en el poblado era yo, tenía 70 libros a disposición de la comunidad. Los monté mucho tiempo en Alfa y Beto, bueno, primero en Alfa, después con Beto hasta que escribí una carta a un personaje en Colombia y esa persona me llenó se satisfacción porque esa persona en vez de mandarme un libro mandó a muchos colombianos a que me donaran libros. Me llegaron muchas cajas”.
Actualmente su biblioteca cuenta con cuatro mil títulos y está al servicio de los pobladores a quienes llega en partes cargada por los burros.
“La biblioteca que anda en burro y que transporta libros se llama Biblioburro” respondió a los paramilitares que una vez lo detuvieron entre las fiestas que recorría para llevar los libros a las comunidades. “Ahí nació ese proceso que hoy todo mundo conoce como Biblioburro y que sin querer queriendo salía los fines de semana a ayudar a los chicos a hacer las tareas y a la vez les leía cuentos, poemas. No sabía que estaba haciendo mediación lectora”.
Así reforzó su estrategia de enseñanza con cursos de procesos de lectura y sumó a voluntarios en medio de la burla de sus paisanos.
“Primero era la burla de mucha gente. Cuando salía en burro de mi casa me empezaban a gritar que los carnavales se acabaron, ¡estás loco!, ¡eso no se hace!, pero hoy en día ya tenemos una red de Biblioburritos”.
Hasta ahora su ruta es de 25 kilómetros que incluye 15 comunidades. Aunque actualmente la mayoría de los pueblos ya tienen maestros asignados la magia de la lectura cautiva a chicos y grandes. Algunos de los niños a los que Juan enseñó a leer hoy son maestros, bibliotecarios, locutores y otros más han seguido vocaciones despertadas por los libros.
“El plan lector es que se fortalezca, a través del Biblioburro incitamos la mente de los niños y adultos que la ocupan”. “Los que antes eran mis estudiantes y escuchado res de cuentos hoy son padres de familia de la institución y aprecian y adoran al Biblioburro como institución”.
Durante su estancia en Xalapa participó en la 28 Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, Juan Soriano reflexiona que la vida ya le ha devuelto los beneficios que ha dado al llegar con su Biblioburro a diferentes rincones de Colombia.
“Estar aquí en la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa es una gratificación de la misma vida”.