El 12 de febrero de 2014 aparecía el cuerpo de Gregorio Jiménez de la Cruz, el reportero de nota roja que trabajó para el diario Notisur, en Coatzacoalcos, y quien fue secuestrado seis días antes en las puertas de su domicilio en la congregación Villa Allende.
Era el sexenio de Javier Duarte de Ochoa y su vocera era Gina Domínguez Colío, hoy ambos presos acusados de desvíos de recursos y desfalco al erario público.
Pocas horas después del secuestro de Gregorio, alrededor de las 7 de la mañana, vía redes sociales se lanzaron publicaciones de apoyo y para alertar a la población sobre el secuestro del periodista. Compañeros de “Goyo” también enviaban mensajes tanto al entonces gobernador como a la coordinadora de Comunicación Social para alertar de la desaparición de Jiménez de la Cruz.
Pasaron las horas y se realizaron diversos operativos en la región sur de Veracruz. A la familia de Gregorio la trajeron a Xalapa para protección, pues de acuerdo a las pesquisas, entre los autores figuraba la dueña de un bar en el barrio donde vivía “Goyo”, lugar que el periodista en algún momento señaló como base de tráfico de inmigrantes; otra versión indicaba que Gregorio había tenido un altercado con dicha señora por intervenir en un pleito personal en su papel como padre de familia.
Lamentablemente, el cadáver de Gregorio –junto al de dos personas más– fue encontrado en una fosa clandestina en el municipio de Las Choapas, convirtiéndose en el décimo periodista asesinado en Veracruz durante la gestión de Javier Duarte.
Uno de los que aprovechó el descontento y el enojo social que había por la triste noticia, fue el entonces aspirante a la gubernatura Miguel Ángel Yunes Linares (quien en ese momento no tenía cargo público alguno), capitalizando y sacando raja política de un tema muy doloroso para el gremio periodístico y también para muchos sectores en Veracruz.
Este martes, en Hueyapan de Ocampo, fue asesinado otro periodista veracruzano: Cándido Ríos Vázquez, “Pabuche”, muy conocido y querido en la región de Acayucan, al sur de la entidad. Su asesinato dio vueltas de inmediato en redes sociales y varios organismos condenaron su muerte.
El que no ha dicho nada –al menos hasta el cierre de este texto– ha sido el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, por lo que en redes sociales le recordaron su tuit cuando espetó a Javier Duarte por el crimen de Gregorio Jiménez.
“A @Javier_Duarte le parece poca cosa el homicidio de otro periodista, por eso no ha declarado nada. Lo que se vive es su culpa. Da la cara”.
Y es que a Yunes Linares el pasado lo alcanzó. Hoy un periodista muerto más en ese contexto de violencia que no cesa en Veracruz, pero no es lo mismo ser borracho que cantinero.





