El presidente Donald Trump viajó el día de ayer a Springfield Missouri, una zona manufacturera en el medio oeste de los Estados Unidos, para presentar su propuesta en materia fiscal; esto representa un alivio y que deje en paz al menos por un rato, sus amenazas contra México de terminación del Tratado de Libre Comercio y de la Construcción del Muro fronterizo.
Una de las más importantes promesas de campaña del presidente Trump fue la reducción sustantiva de la tasa impositiva para los grandes capitales, a niveles tan bajos como un importe del 15 por ciento; y a la clase media un sistema impositivo aún más bajo.
Manifestó el presidente Trump “vamos a reducir impuestos a las empresas, para que sean más competitivas, especialmente a las de bajo y medio ingreso”. El plan incluye incentivos para la repatriación de capitales, al fijar un impuesto único, considerando que el “incentivo no tendrá grandes repercusiones en el país”.
Bautizada ya como la mayor Reforma Fiscal en tres décadas, sus ejes rectores son los siguientes: Acelerar el crecimiento económico del dos al tres por ciento e incrementar la creación de millones de empleos; eliminar la complejidad del Código Fiscal y cerrar las puertas traseras que dan juego a la ingeniería contable; buscar ahorros para las familias de clase media; y dar un tipo más competitivo para las empresas.
En este caso la interrogante sería si el Plan Fiscal del gobierno de Trump se ajustará para no causar más desequilibrios presupuestales o bien le importarán poco las finanzas públicas y apostará todo a un estímulo fiscal con déficit presupuestal mayor.
La repercusión directa de la Reforma Fiscal del presidente Trump para México sería que empresas con operaciones fuera de Estados Unidos, prefieran concentrarse en ese país, ya que las compañías pagarían una tasa impositiva menor que en México, donde actualmente es del treinta por ciento.
Con el nuevo esquema de menor tasa impositiva para los grandes capitales propuesto por Trump, por poner un ejemplo si una compañía invierte diez millones de dólares en otros países tendría que esperar diez o hasta veinte años para deducirlos por completo, en tanto con la nueva propuesta, podría deducirlos desde el primer año. Esto podría llamar la atención de empresas extranjeras en México y también de empresas mexicanas que producen en nuestro país.
Pagar menos impuestos podría ser un aliciente para invertir en Estados Unidos, pero no necesariamente para dejar de producir en otros países; ya que hay costos laborales de transportación, de energía, de mano de obra, la parte impositiva no es lo único que analiza una empresa al momento de su expansión.
Como ya lo mencionábamos no es únicamente el tema de la tasa impositiva lo que mueve a los grandes empresarios a invertir en los Estados Unidos o en cualquier otro lugar, en el caso de nuestro país, se tiene la ventaja de que la mano de obra mexicana, es hasta dos veces más barata en comparación con la del vecino país del norte.
El artículo 31 Constitucional en su fracción IV establece que “es obligación de los mexicanos contribuir a los gastos públicos así de la federación como de estados y municipios, en que residan, de manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes”; de este precepto constitucional, se desprenden los denominados principios de justicia fiscal o tributaria; es decir cada sujeto pasivo en función de su respectiva capacidad económica, debe aportar una parte justa y adecuada a sus ingresos, utilidades o rendimientos, de tal manera que los contribuyentes que obtengan ingresos elevados, tributen en forma cualitativamente superior a los de medianos y reducidos recursos.
Todos estamos obligados a pagar impuestos en nuestro país, por ser ésta la más importante fuente de ingresos públicos, para tener una economía más eficiente, así como para el financiamiento de programas sociales y de combate a la pobreza.





