El invitado a la cena de navidad a Los Pinos, resultará ser el elegido del gran Tlatoani

El presidente Enrique Peña Nieto, en vísperas de su Quinto Informe de Gobierno, dio a conocer el perfil de quién será su sucesor en 2018, y señala que dos de los más importantes atributos que deberá tener son: que sea alguien que tenga una visión clara de hacia dónde va el país y un perfil de una conducta y una trayectoria honesta y limpia de reconocimiento y de prestigio.

Las mencionadas por el presidente Peña son las principales cualidades que deberá reunir el o la candidata, sin embargo existen otras igualmente importantes que deberá reunir como son: que sea visionario, que manifieste su preocupación por las personas vulnerables, que no responda a intereses, que mantenga independencia, incluso de su propio partido. Entre las características mencionadas, hay algunas como la benignidad y clemencia que aunque aparecen como virtudes, su práctica puede causar su ruina mientras que otras como el temor y la astucia que aparecen como vicios, su uso puede mejorar la seguridad y el bienestar.

Además deberá tener el candidato presidencial salud mental, es decir deberá ser respetuoso, honesto, sincero, conciliador, tener sentido de justicia y control emocional; loable y deseable sería que el candidato poseyera todas las cualidades o virtudes buenas, pero esto resulta imposible, dada la naturaleza humana, por lo tanto es necesario que el candidato sea lo bastante prudente como para evitar la infamia de los defectos o vicios que le puedan hacer perder su candidatura.

Ahora el Presidente Peña Nieto copiando las formas de actuar de Andrés Manuel Lopez Obrador, líder de MORENA y candidato a la presidencia de la república; aparece ante los medios de comunicación dando a conocer las características del sucesor, rebajándose también al lugar de la líder perredista Alejandra Barrales; el presidente Enrique Peña tendría que haberle dado su lugar al líder nacional de su partido Enrique Ochoa Reza, quien ya debía dejar el cargo por salud mental de todos los mexicanos y por dignidad de los tricolores.

Ordenar el cambio inmediato del líder del PRI Ochoa Reza y premiar al “liquidado” ex director de la CFE con una diputación federal o tal vez como representante del PRI ante el INE y embolsarse un millonario costal de dinero mensualmente; y por esas tres “ubres” seguiría desempeñando el ridículo papel de enterrador del tricolor.

El Senador Emilio Gamboa mencionó al Secretario de Salud José Narro Robles, como posible aspirante presidencial, y en entrevista el doctor Narró manifestó que por ahora no hay reglas, no hay convocatorias, no hay formas, “no hay nada”; por lo que ni se encarta ni se descarta.

El Presidente de la República orienta y encamina a las fuerzas organizadas de su partido para elegir al candidato presidencial y para ello concentra todo el poder político desde el momento en que rinde protesta, hasta el último minuto de su mandato, con las facultades y limitaciones que le impone la Constitución y con su autoridad política, escoge, recomienda y apoya a su sucesor en el proceso electoral interno de su partido.

La única limitación que tiene el presidente será que el “elegido” no sea fuertemente rechazado por amplios sectores del país, lo que en realidad es difícil o que cometa un “disparate garrafal”; así es que en el proceso de elección del sucesor la discrecionalidad es casi absoluta.

Este sistema o esta forma de elegir al sucesor, ha resultado nefasta para México, ya que un solo hombre decide por millones de mexicanos y si se equivoca, su error será pagado por todo el país y por millones de seres humanos que han sido completamente ajenos a tal decisión.