Otra vez, el líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, se busca lucir con ocurrencias que él perfectamente sabe que no puede cumplir.
La última es que le “propuso” –lo que para sus fieles significa una orden- a Morena que se done 41.1 millones de pesos provenientes de sus prerrogativas del próximo año a los damnificados por el sismo del pasado 7 de septiembre, a sabiendas de que esos recursos no son para hacer lo que quiera con ellos, pues están etiquetados para un fin específico, en este caso, las campañas de 2018.
De hacer algo así, y López Obrador lo sabe muy bien, incurrirían en un desvío de recursos, por muy loable que fuera la causa a la que se dirigiera ese dinero. O peor, se les podría acusar de lucrar electoralmente con la desgracia.
Aunque ahora que lo analizamos, a lo mejor la diputada federal por Coatzacoalcos Rocío Nahle ya sabía de esa instrucción pejista cuando se puso a repartir blocks entre los damnificados del sismo en su distrito, a nombre de Morena.
Pura demagogia.