Así como los sismos de 1985 sepultaron a un sistema priista caduco (en 1988 ganó de manera legítima Cárdenas y no el espurio Salinas), ahora, 32 años después, los gobiernos (el perredista en la CDMX y el priista a nivel federal) están siendo rebasados por el siniestro.
La movilización de la sociedad no sólo se quedará en el rescate y la recuperación de las zonas afectadas, sino que esa sinergia transitará hacia otras formas de expresión y participación políticas.
Así, los partidos tradicionales (PRI, PAN, PRD, etc.,) seguramente no serán una opción para muchos ciudadanos, quienes voltearán hacia fuerzas emergentes del tipo de Morena, que lidera Andrés Manuel López Obrador. ¡Aguas!, que el movimiento telúrico no sólo derrumbó edificios, sino que también puede tumbar esquemas anquilosados. Al tiempo.
