Gabriel Acosta y su Charbel 1966, de visita en Xalapa

Cuando Gabriel Acosta Roa encontró su Chebel 1966 estaba inservible, sin vidrios, oxidado, prácticamente podrido.

«No lo tuvimos que traer en grúa desde Querétaro, de ahí se fue a Puebla y de ahí lo trajeron. No tenía choques, pero si estaba muy muy podrido».

Su descripción no coincide con el brillo del motor y de las puertas ni con el reflejo en las ventanas de las dos puertas de este modelo poco común.

Es el segundo auto antiguo que restaura y el orgullo de su familia.

«Te sale más caro restaurar que comprar uno nuevo, pero son coches que son a tu gusto. Al momento que lo vendas ya recuperarás algo, pero es el hecho de tener un modelo en específico».

Tardó cinco años en dejar este auto clásico mejor que nuevo y es el ejemplo de la pasión que motiva a los coleccionistas de autos antiguos.

«En la calle me saludan, los niños están felices», dice mientras lo acompaña su esposa y sus dos hijos en la Séptima Exposición de Autos Antiguos de Xalapa que se realizó este sábado en la Universidad Anáhuac de Xalapa.