El premio Nacional de Derechos Humanos 2017, Miguel Álvarez Gándara, hizo un hondo reconocimiento al Colectivo Solecito que busca personas desaparecidas en Veracruz y a su representante Lucía de los Ángeles Díaz Henao, por su lucha vigorosa y valiente.
Durante la ceremonia de premiación, a la que acudieron el presidente de la República, Enrique Peña y diferentes organizaciones sociales, reconoció al Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos en México, que articula más de 50 colectivos regionales que han tenido que surgir por todo el país.
«Uno de estos colectivos es precisamente el Solecito de Veracruz al que sumo mi hondo reconocimiento y respaldo por su lucha vigorosa y valiente, representada por la admirable Lucía Díaz», destacó.
Dijo que dado que con otras organizaciones Serapaz México lo postuló al Premio Nacional, al Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos; quiso compartir este premio porque de haber avanzado su postulación, habría declinado la suya.
«De haberlo sabido también lo hubiera hecho por el Solecito y Lucía. Estoy convencido que hoy no habría aquí voz más fuerte legítima y luminosa que la voz de una víctima organizada espero que la CNDH y el estado, encuentren las maneras de reconocer y alentar a estos procesos colectivos que generan alternativas de justicia desde la base», aseveró.
El premio Nacional de Derechos Humanos 2017 opinó que hoy día son inaceptables las condiciones de violencia y violaciones en nuestro México, no son rasgos del México que queremos.
Por ello consideró que es imprescindible enfrentar esas condiciones con otros conceptos y estrategias de seguridad, con una visión integrada a la paz de los Derechos Humanos.
Resaltó que llevamos 10 años de una estrategia de concentración de mandos y fuerzas para confrontar el poder de los criminales más organizados.
Señaló que se piensa que más fuerza es igual a más seguridad, pero la realidad demuestra lo contrario: más fuerza termina generando más muerte, ciudadanos inhibidos y atemorizados, dispersos y desencantados por la ineficiencia de las autoridades encargadas de protegernos.
Por ello expresó que la Ley de Seguridad Interior no debe responder a la lógica de coyuntura para continuar la actual estrategia de seguridad.
Lo que hace falta es cambiar esa lógica y esa estrategia y para ello hay dos claves: una, construir una nueva política y sistema nacional de seguridad que desde la concepción de seguridad humana y ciudadana, articule las dimensiones económicas, sociales, políticas e institucionales en los tres órdenes de gobierno con un énfasis local en la proximidad social.
Y la segunda, impulsar una fiscalía autónoma que sirva para combatir de fondo a la impunidad y la corrupción.
Ante la posible aprobación de la Ley de Seguridad, se pronunció porque esta ley no prospere.
Alvarez Gándara hizo suyos los pronunciamientos de diversas organizaciones y de la oficina del Alto Comisionado de la ONU y dijo que dicho ordenamiento legal no debe ser aprobado en el Senado de la República y pidió al gobierno y a las propias fuerzas armadas, a los partidos políticos y al Senado, que profundicen el diálogo y la escucha, «por el bien del país no se cierren».





